Las experiencias de lucha de los trabajadores y el pueblo durante todos estos últimos meses son, en esencia, lo que viene marcando la cancha del escenario político en nuestro país. Son las que han tenido un fuerte protagonismo y, claramente, el principal freno que le pone palos en la rueda a los crecientes negocios de los monopolios, a los que sirve este gobierno.
La “noticia” del día de hoy, en todos los medios masivos, es el aluvión de solidaridad que miles y miles de argentinos hemos desplegado para ayudar a los afectados por las inundaciones. En cada esquina, en cada rincón, sobran las manos que abren puertas para juntar y organizar las donaciones que acerca la gente. En colegios, centros culturales, iglesias, cooperativas, facultades, clubes y hasta radios, se organizan mecanismos de recepción de alimentos, frazadas, ropa, agua, artículos de limpieza y pañales. Una vez más, el pueblo todo le da un cachetazo a la institucionalidad de la burguesía, más preocupada por hacer anuncios rimbombantes que por resolver concretamente los problemas.
¿Qué tiene que ver la lucha del pueblo contra la indignidad del sistema, con esta oleada conmovedora de solidaridad y compromiso? Mucho, muchísimo: son parte de una misma cosa.
Es en esencia un mismo camino, atravesado por la acumulación de experiencias, de luchas y conquistas, herramientas que nos han dado una calidad y una precisión para resolver nuestros problemas; dejando al desnudo toda la inhumanidad de los monopolios y sus gobiernos.
Esta experiencia colectiva, se suma, multiplica y fortalecerá todos los reclamos que venimos haciendo, desde los salariales y por condiciones de trabajo, hasta los más diversos, en cada bario, en cada localidad. Es una lluvia de piedrazos, pero contra los monopolios, que políticamente no los deja acomodar.
Todas estas experiencias toman una envergadura inusitada que trascienden al plano nacional, dejando profundas heridas a las políticas de este gobierno, a las empresas, y a todas las instituciones. Estamos dando un salto en calidad, en la organización y en la unidad de los trabajadores y el pueblo.
Cada hecho del que somos protagonistas directos, por más pequeño que parezca, fortalecen ese verdadero tesoro que tenemos los trabajadores para los tiempos que se avecinan: la experiencia acumulada.
En este contexto, el creciente empeoramiento en nuestras condiciones de vida y los salarios miserables que recibimos y que cada vez alcanzan para menos, no hacen más que quedar en mayor evidencia.
Por eso, cuando asoman todo tipo de nuevas formas de organización, incentivadas por el profundo desprestigio que tiene la institucionalidad burguesa y por la confianza que se ha tomado en las propias fuerzas, también es señal que una nueva etapa se está abriendo y que en el camino que tenemos por recorrer de aquí en adelante, tenemos todo por ganar.
Todo suma hacia un gran salto político en calidad, que fortalece y consolida la alternativa revolucionaria.