Los hechos ocurridos el miércoles 19 de Junio, que desencadenaron en el horrendo crimen de Ruth, por parte de su ex pareja, llenó de bronca a todo un pueblo que hace años está ansioso y espera el despertar de las conciencias.
Existe una realidad inexorable, que es la pérdida de la vida de Ruth y eso no se suplanta con nada, la Justicia vendrá en manos de “La Justicia” y en este caso, debe ser monitoreada por el pueblo, para que la eterna impunidad de ojos vendados y balanza en manos, no nos sorprenda nuevamente.
En tiempos donde treinta votos valen más que una vida, arrojan estos terribles resultados. Entonces se debe enfocar la mirada en lo que no se hizo, en lo que no se hace; por impunidad, por incapacidad o por el mero hecho de persistir forzando situaciones absurdas. El poder político y económico que detentan estas ratas no vale ni una sola vida en todo el planeta.
Esta es una de las miles de maneras que tiene el capitalismo para arruinar las vidas de los seres humanos. Los gobiernos son sirvientes, en todos los niveles, del poder económico, es por este motivo que a la hora de tomar decisiones preventivas, hacen agua por todos lados, no les interesa en lo más mínimo la situación individual y colectiva de los seres humanos.
Ruth López fue asesinada por su ex pareja el miércoles a la tarde cuando iba a la escuela nocturna en la localidad de La Gallareta, la planificación del hecho sólo puede inventarla una mente desquiciada, enferma y perversa. Amenazas, golpes, denuncias y más denuncias que iban a parar a los infinitos cajones de la administración pública de este sistema que con sus gobiernos “democráticos”, se ocupa de exterminar sistemáticamente al pueblo: ellos también son cómplices.
El jueves por la tarde con el asesino prófugo, el pueblo a través de las redes sociales se autoconvocó para reclamar justicia, la marcha fue masiva. Una demostración de hartazgo hacia las instituciones de un sistema sumido en una crisis estructural sin precedentes.
Por estos días en La Gallareta, se cumplen 40 años de la toma de la Comuna por parte del pueblo, que en las elecciones de 1973 sintió que se violaba la voluntad popular y en un acto heroico ocupó el edificio durante 30 días. Hoy, a la distancia de los años, vemos cómo las cosas han cambiado poco y nada, lo único que se desarrolló sin parar fueron los capitales de los monopolios y sus gobiernos alcahuetes. Los gobiernos comunales siguen sumidos en una burda imitación de aquellos que bajan órdenes como si el pueblo fuese una estancia.
Existe una historia que respalda el espíritu inquebrantable de lucha de La Gallareta, hoy, por sus propios medios, el pueblo se pone de pié, harto, consternado reclama justicia por el crimen de Ruth López. Y que la misma alcance a todos sus cómplices.