UN NUEVO AÑO DE LUCHA.

La lucha por las conquistas es hoy  una posibilidad material y efectiva de ganar y  arrancarle reivindicaciones a los monopolios y a su Estado.

Según los medios oficiales de comunicación y el gobierno de Cristina, las movilizaciones son producto de quienes están desentonados del “proyecto popular”, pero la única realidad es que están ocultando que día a día  en todos los rincones del país se dan infinidades de luchas que golpean a los planes de los monopolios y no los deja acomodarse.

En el momento en que la lucha comienza a ser la verdadera alternativa, todavía es necesario avanzar y profundizar en los diferentes niveles de organización, lograr la unidad de la clase obrera y del pueblo.

Las nuevas formas sociales de producción que determinaron las necesidades de la producción capitalista, han llevado un grado de desarrollo de las fuerzas productivas en un nivel de socialización avanzado. Esta situación provocó nuevas formas de organización en la sociedad  que  hoy se traducen en la forma de organización genuina del movimiento de masas en los conflictos.

En este momento confluyen antiguas formas, con nuevas formas de organización política de los trabajadores.  La disposición y la necesidad de lucha, llevan a los trabajadores a una mayor participación política.  La clase obrera comienza a entender su rol como clase y la potencialidad de su propia fuerza.

Los comités de lucha, las comisiones internas independientes del sindicato, los cuerpos de delegados; las organizaciones autoconvocadas dentro de las fábricas y muchas formas más, son producto de la acumulación que viene desarrollando la clase obrera como resultante de las luchas por las conquistas y que van tomando cada vez, un carácter más político.

Estas experiencias,  profundizan la crisis del sistema, sientan las bases necesarias para la organización de los trabajadores, y el embrión de un nuevo movimiento obrero que seguirá avanzando en el desarrollo de la lucha de clases.

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