Los jóvenes y el fracking: mitos y realidades

(Reproducimos el texto de un volante de nuestro Partido, distribuido a jóvenes estudiantes en el sur de nuestro país)

“En los últimos años, en particular, desde que la Presidente anunció que Argentina poseía una de las reservas de gas y petróleo más grandes del mundo, y que, Neuquén se convertiría en la nueva Arabia Saudita, se incrementó en forma exponencial la cantidad de jóvenes que eligen estudiar carreras terciarias y cursos vinculados a la actividad petrolera.

Es que nos ilusionan con la posibilidad de conseguir un trabajo en ese sector que, como todos sabemos, promete salarios mucho más elevados que otros sectores productivos, haciéndonos creer que tendremos la oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida mediante un ingreso superior. Pero esto es cierto sólo en parte, porque la calidad de vida no tiene que ver únicamente con la posibilidad de tener acceso a cosas materiales.

La actividad petrolera está basada en el saqueo de nuestros recursos naturales, en la explotación de la mano de obra obrera y en la contaminación. La mayoría del pueblo sufre estas calamidades para que un puñado de millonarios aumente sus ya incalculables riquezas.

Asimismo, la explotación petrolera trae consigo la desigualdad social, aumentando la brecha entre un obrero petrolero y los trabajadores de otros sectores, cuyos ingresos son muy inferiores. Como sucede y ya ha sucedido en otras zonas del país, los precios de las mercancías se nivelan “para arriba”, provocando que quien no tuvo acceso al trabajo en el sector petrolero no pueda satisfacer las mínimas necesidades, aunque trabaje todo el día.

Para el trabajador petrolero tampoco son todas rosas, está obligado a trabajar a la intemperie, con lluvia, sol, calor, expuesto al peligro y a tener accidentes (porque las empresas no ponen un mango en seguridad). Además de tener que pasar dos o tres semanas en el campo o a estar fuera de su casa catorce horas todos los días, incluidos, fines de semana y feriados; lo que dificulta establecer lazos con la familia, los amigos y la sociedad,  iniciar un estudio o realizar una labor que lo llene espiritualmente; todas actividades propias del ser humano; lo que en definitiva, lo rebaja a la categoría de un animal que sólo produce para comprar bienes materiales.

La actividad petrolera trae consigo el juego, la prostitución, la trata, el secuestro de menores, el incremento del alcoholismo y la drogadicción y, la violencia social e inseguridad que de ello se deriva.

A esto debemos agregar la contaminación del agua, la tierra y el aire con sustancias químicas y radioactivas cancerígenas y mutagénicas, que ponen en riesgo nuestra vida y la de nuestras familias.

Esta es la “propuesta” que nos hacen los monopolios, y  está avalada y consentida por todas las instituciones estatales, sindicatos y políticos de turno, que sólo funcionan al servicio de las ganancias empresarias.

Pero los trabajadores y jóvenes tenemos otra propuesta, tenemos en nuestras manos la posibilidad de construir una sociedad nueva en la que la meta no sea la ganancia sino la vida digna y de calidad para todos.

Entonces, los que ingresemos a trabajar en las empresas petroleras, no debemos permitir que nos cieguen con la posibilidad de comprar autos y electrodomésticos a los que antes no teníamos acceso; porque eso son sólo espejitos de colores, que no van a solucionar los terribles problemas a los que nos someterá el capital.

Debemos organizarnos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros amigos y vecinos, para luchar por la revolución, para luchar por construir una sociedad en la cual no sea la muerte, la devastación, la miseria, la única opción, una sociedad en la que el hombre no sea el lobo del hombre sino su compañero y hermano”.

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