«Juegos» de guerras imperialistas, crimen contra la humanidad

En los últimos meses se han acelerado los movimientos de piezas en el tablero de ajedrez de la disputa interimperialista. En la partida, que ya tiene larga data, el juego se ha recalentado en el “reino” de la oligarquía financiera como consecuencia del tenaz rechazo de los pueblos del mundo a sus recetas de ajustes y explotación, agudizando, aún más, su crisis económica y política, exacerbando su tendencia a la reacción y el guerrerismo entre los bandos en pugna.

En este marco, los «juegos de guerra» de la burguesía monopolista han sumado, esta vez en Francia, 20 víctimas a los centenares de miles de muertos de sus guerras en curso.

Bajo el formato terrorista, donde siempre está a mano el eficaz sello de “Al Qaeda” y la excusa “demoníaca” del Islam, la burguesía europea desempolva viejas recetas binarias para manipular a los pueblos.

Apoyados por la pequeña burguesía intelectual y su histórica mediocridad reduccionista funcional al sistema, y sabedores de que el terror funciona como gas paralizante y el horror unifica y desdibuja, temporalmente, las grietas abiertas por la confrontaciones clasistas, haciendo que, al menos por un instante, creamos que todos somos “iguales y generosos”, la burguesía europea de la mano de EEUU ha tomado la decisión política de incorporar el territorio de la Unión Europea como centro de operaciones ya no sólo en el terreno económico y político sino también en el militar. Abriendo la posibilidad, si los pueblos lo permiten, que los bestiales hechos en Paris la semana pasada, en poco tiempo se conviertan en sólo una anécdota frente a las atrocidades de la que es capaz la clase dominante para justificar sus miserables intereses y conductas.

Una vez más pretenden utilizar, al igual que hicieron en el siglo XX, a la humanidad como carne de cañón de sus aventuras bélicas. Pero la experiencia de los pueblos europeos ha hecho empezar a sonar fuerte el NO al maniqueísmo, el racismo y a la guerra, y grandes sectores de las clases populares empiezan a vislumbrar que la única salida para terminar con esta historia es dar un salto adelante en la misma, como lo hicieron los soviets en 1917.

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