La terminal automotriz ubicada en González Catán viene sosteniendo hace más de un año una política de chantaje abierto contra los trabajadores. A causa de “la crisis”, la empresa suspendió en su momento a 300 trabajadores; como estas suspensiones se alargaban en el tiempo los propios trabajadores fueron buscando nuevos empleos, por lo que quedaron, aproximadamente, setenta suspendidos.
De estos setenta, volvieron a llamar a cuarenta. A quince de esos cuarenta, la empresa les avisó que los despedía. De todas formas los compañeros se presentan a trabajar y logran entrar a la planta un día; al otro día se les impide entrar y ahí mismo se realizó una asamblea y se decidió parar por la reincorporación de los trabajadores. El paro fue de dos días; ante la firmeza del mismo, desde el Ministerio de Trabajo se dictó la conciliación obligatoria.
La moneda está en el aire, pero queda mostrado claramente que el chantaje y la extorsión no alcanzan para frenar la lucha. Los trabajadores de Mercedes Benz, como los de todo el país, se han plantado y ya nada será igual.