Mientras Cristina Kirchner y todo el gobierno, no se cansan de asistir a los brindis empresarios de la industria automotriz tras los anuncios de inversiones y ganancias fabulosas, el fantasma de la lucha de clases, no los deja dormir tranquilos. La presión que se siente tras los permanentes conflictos de los trabajadores, por todo tipo de reclamos, hace que los empresarios de la industria automotriz, salgan a abrir los paraguas ante el mal augurio. Así es como expresaron sus discursos, los representantes de las diferentes empresas automotrices que se hicieron presentes en la inauguración del Salón Internacional del Automóvil.
A la vez que cada empresario de las diferentes empresas, anunciaba los ambiciosos planes de producción en la Argentina, de común acuerdo, aunaron criterios y todos hicieron eje en el mismo problema: “la suba de los costos laborales, es lo que más preocupa a las automotrices. Y por lo tanto, de esta manera, el sector estaría corriendo el riesgo de perder competitividad”.
Así hablaba Jaime Ardila, presidente de General Motors para Sudamérica: “La suba de los costos es la mayor preocupación que tenemos hoy. Los costos de insumos suben, los costos laborales suben, incluso por encima de la inflación, y todo obliga a estar permanentemente haciendo esfuerzos. Pero éste no es sólo un problema argentino. América Latina, en general, está perdiendo competitividad”
Mientras que el titular de Volkswagen, Viktor Klima, daba su punto de vista y decía que: “El tema de la pérdida de competitividad no es un dato menor ya que la industria local está montada para exportar, y alrededor del 70% de los autos que se producen se venden al exterior”.
Descaradamente y de la forma más burda, la burguesía monopolista pretende chantajear una vez más a la clase obrera con lágrimas de cocodrilo, a sabiendas que el horno no está para bollos. En medio de una creciente oleada de luchas y conquistas por los reclamos de la clase obrera en todos los rincones del país, se contraponen los planes de los monopolios de más y más explotación. Ya que la base de las inversiones y de los planes de negocios en nuestro país está sujeta a caer sobre las espaldas de los trabajadores con mayores ritmos de producción en interminables jornadas de trabajo, con salarios que se desvalorizan en medio de una tremenda inflación.
Sin embargo, todas las empresas tienen en marcha planes de inversión, apuntando a un mercado que estiman entre 750.000 y 800.000 unidades este año.
VW confirmó US$ 350 millones para ampliar su planta cordobesa de cajas, lanzar el Suran Cross y más versiones de la Amarok. Renault está por definir un desembolso. Mercedes-Benz tiene un programa de US$ 100 millones. Y General Motors anunció $ 600 millones para ampliar 25% la capacidad. El CEO de esta automotriz norteamericana para América del Sur, Jaime Ardila, calculó que la industria automotriz de América del Sur producirá 5,5 millones de vehículos. Y destacó “el crecimiento espectacular de 15% anual en los últimos 5 años”.
En una nota anterior hemos planteado las dificultades que tienen las empresas automotrices para garantizar los insumos y las autopartes, abastecidas de todas partes del mundo, para completar la producción, parados en medio de una situación a nivel mundial, donde los pueblos y los trabajadores del mundo se alzan a las conquistas y redoblan sus aspiraciones.
Ésta es la base material de la gran crisis política y de dominación que tiene la oligarquía financiera y que, como sabemos, no sólo se da en la industria automotriz a la que nos referimos en esta nota. Ésta es la situación que los pone a la defensiva y pone a los trabajadores de nuestro país en la posibilidad material de volver a desatar una nueva ofensiva.