A pocos meses de las elecciones presidenciales, la ausencia de expectativas en la clase obrera y el pueblo, pronostica una muerte anunciada. El desprestigio y la falta de credibilidad en las instituciones del Estado, sumado a las experiencias de autoconvocatoria de las masas y el ejercicio de la democracia directa, más las innumerables cantidades de luchas que se han desatado en todo el país en estos últimos meses, por todo tipo de reclamos, no sólo provoca una profunda crisis en la democracia burguesa, sino que las expectativas de cambio real en la Argentina, están puestas cada vez más, en la movilización de las masas que va en ascenso
En el caso de la Capital Federal, el 10 de julio próximo, además de elegirse jefe de gobierno de la Ciudad y la mitad de los legisladores, también se votará a representantes para las quince juntas comunales. Y paradójicamente, hoy, el diario Elcronista.com, publica en su portada que el 82% de los porteños no sabe ni siquiera qué son las comunas, ni cuáles serán sus funciones.
La burguesía no puede ocultar la enorme preocupación que tiene, por no poder crear expectativas en el circo parlamentarista, ya que la falta de interés es debido a que la gran mayoría de la población entiende que gane quien gane, el que pierde siempre es el pueblo. Seguramente, como siempre, saldrán los politólogos de turno a plantear que la población es ignorante, que no participa, que se conforma con cualquier cosa, y bla bla bla. Pero todos sabemos que ese escepticismo en las elecciones tiene un profundo carácter político basado en el desprestigio que tienen las políticas de los gobiernos de turno que responden a los monopolios que han gobernado estos años a través del Estado capitalista de nuestro país.
Ya decíamos en otras notas anteriores que mientras que la oligarquía financiera y su gobierno nos proponen el camino de la democracia burguesa, la clase obrera y el pueblo ya eligió el camino de la lucha y la movilización. Para dar muestra en el día de hoy se están llevando a cabo paros y movilizaciones en todo el país. Y, aunque los medios de comunicación oculten todo tipo de noticias referidas a la lucha, éstas trascienden por su magnitud en los golpes directos al corazón de los monopolios.
Así es como en Santa Cruz, petroleros, docentes, trabajadores de la construcción, asalariados y pueblo en general están dando batalla todos los días. Por su parte trabajadores de la empresa Moño Azul, empacadora de frutas, en Neuquén tienen tomada la planta para que la empresa levante la cesantía postemporada de decenas de obreros. En la empresa Alto Paraná, en la provincia de Misiones, los obreros mantienen el bloqueo a la planta en reclamo de un incremento salarial del 35 por ciento y denunciando la creciente precarización de cientos de obreros que fueron incorporados a la planta fuera del convenio de los papeleros además de las pésimas condiciones laborales de quienes trabajan para la empresa a través de tercerizadas, que en el día de ayer reafirmaron en asamblea mantener el conflicto. Los judiciales del Chaco, comenzaron la jornada de paro exigiendo un 113% de recomposición salarial.
Y así, como estos, podríamos nombrar un sinnúmero de conflictos que está llevando adelante la clase obrera y el pueblo que de mayor o menor envergadura, se caracterizan por multiplicarse día a día. Contra la contaminación, contra el robo de nuestros recursos naturales, por las reivindicaciones de docentes y estudiantes en todo el país, por aumento salarial de los trabajadores etc.
Ese es el camino sin retorno que ya ha tomado la clase obrera y el pueblo, contraponiéndose a la democracia burguesa parlamentaria que propone el gobierno de los monopolios. Y que, a su vez, constituye el fundamento material para la construcción de un movimiento revolucionario en la Argentina que desde las bases se va construyendo como alternativa de poder en nuestro país.