En el esclavismo cuando un esclavo iba a ser comprado, el comprador requería un informe de su origen. Lo hacía porque no quería entre sus propiedades esclavos cuyos pueblos eran rebeldes. Han pasado varios siglos de sociedades de clases y esa esencia de conducta de las clases poseedoras no se ha perdido.
Desde el mismo origen de nuestra nación, desde su formación histórica nuestro pueblo forma parte de ese torrente rebelde. Hoy en día la oligarquía financiera, sus gobiernos de turno sufren esa situación. El ajuste hay que aplicarlo, los salarios hay que achatarlos, la productividad tiene que crecer, sin embargo la moneda está en el aire, varios gremios van por el 30% en paritarias producto de una situación en las masas de bronca incontenible.
Lejos quedó el 18% propuesto por el gobierno de los monopolios, y aunque los medios de propaganda de la burguesía ninguneen la lucha de nuestro pueblo, la misma no tiene descanso y se expresa con las vacilaciones para tomar cada medida contra los intereses del pueblo.
Lo que se viene, lo que se anuncia es una ola de agitación muy grande, por un lado la movilización por conquistas y por el lado del gobierno de los monopolios una mayor crisis política que le complica avanzar en el “modelo” con “sintonía fina”.
Por el lado del pueblo cada vez más se extiende una vanguardia que aspira a nuevas responsabilidades para cambiar el actual estado de cosas.
La lucha de años en cada rincón de nuestro país ha abierto nuevos interrogantes para quebrar el poder político de los sucesivos gobiernos de los monopolios.
Las luchas por salarios, mejores condiciones laborales, en defensa de la naturaleza, el medio ambiente y el Hombre, y un sinnúmero de reivindicaciones que dignifica a la sociedad, objetivamente son luchas antiimperialistas con una base muy ancha en lo social.
Ese gran torrente se pronunciará enérgicamente en las próximas semanas y meses, y es en ese marco que los revolucionarios deberemos acentuar el proceso de unidad de nuestro pueblo con la idea fija en la experiencia transcurrida de autoconvocatoria, un estado de movilización y toma de decisiones a través de la democracia directa que permita expresar desde la lucha la amplitud necesaria para los próximos embates.
Las fuerzas políticas del sistema quieren fortalecer sus instituciones para intentar agraviar a nuestro pueblo, de nuestro lado tenemos que institucionalizar, en el sentido más amplio, las organizaciones de la lucha. Institucionalizar es nacionalizar las protestas desde cada trinchera, que se sepa a través de los revolucionarios y de las almas patrióticas que se están movilizando que son movidas nacionales, que son parte de un amplio movimiento revolucionario, que las espaldas son anchas y se irán robusteciendo. Las instituciones autoconvocadas se irán desplegando en la lucha, pero los caminos de unidad amplia deberán regir todo su andar. Objetivamente todas las luchas mencionadas anteriormente son antiimperialistas y es tarea de los revolucionarios llevar al grado de conciencia y de organización práctica, lo que la lucha hace rato está generando para facilitar y materializar el proyecto revolucionario.