El gobierno de los monopolios tensiona por estos días su arsenal propagandístico tratando de hacer calar en el pueblo sus “principios nacionales”. Así, los medios de la burguesía se “ocupan” desde todos los ángulos con los “reclamos soberanos” sobre Malvinas, la “reestatización de YPF”, las “trabas” a las importaciones, entre tantos otros discursos. Los mismos, como ya lo hemos planteado en esta misma página, responden a un solo escenario: la burguesía está a la defensiva y trata permanentemente de hacer pie en un movimiento de masas que le presenta un terreno político cada vez más pantanoso.
A la conflictividad social y política que viene poniendo en el centro de la escena el saqueo que las grandes empresas multinacionales viene llevando adelante, contando con todo el aval de un Estado a su servicio, se le suman los conflictos que se presentan en amplísimos centros laborales, por aumentos salariales y mejoras en las condiciones de trabajo.
La cantidad de conflictos laborales con paros, protestas o movilizaciones registró en en el mes de marzo un pronunciado incremento, que triplicó los niveles alcanzados durante el mismo mes de 2011 (y hay que considerar que son datos relevados por consultoras privadas que –obviamente- responden a los intereses de la burguesía).
El aumento de la conflictividad se centra principalmente en las administraciones públicas provinciales, docentes, salud, judiciales y municipios en el sector público, y en petroleros, transporte de cereales, estaciones de servicio, subtes, recolectores de residuos y destilerías de petróleo.
Las medidas de fuerza se incrementaron comparadas con el mismo período del año pasado tanto en la duración de los paros como en la cantidad de trabajadores involucrados. Mientras que en marzo de 2011 alcanzó a 794.470 la cantidad de obreros involucrados en conflictos, este año esa cifra trepó a 2.266.785 trabajadores, casi tres veces más.
Nadie puede sorprenderse, porque datos recientes señalan que hay en el país poco más de siete millones de trabajadores en blanco; y que casi 4 millones (el 55%) perciben en mano poco más de $ 3.300 (con los descuentos de jubilación y obra social).
La lucha salarial avanza en la conquista de aumentos y mejores condiciones de trabajo, al tiempo que avanza en la unidad y en la organización para el enfrentamiento clasista, que marque un avance en la lucha por el poder.
Ellos buscarán apropiarse cada día de mayores ganancias como parte del proceso de concentración económica, cada vez mayor e inevitable para los monopolios y el Estado es el instrumento que ellos poseen para llevar adelante esos objetivos.
Nosotros necesitamos ampliar la unidad de clase, que vaya más allá de los reclamos puntuales porque, así como los de arriba están unidos en contra de nuestras reivindicaciones, la clase obrera y el conjunto de los trabajadores debemos unificar nuestra fuerza en una lucha de clase contra clase, de poder contra poder.