El conflicto en el Puerto de Mar del Plata desnuda al sindicalismo empresarial

Desde hace 10 días y hasta ayer (a pesar de las presiones, la represión de prefectura y la conciliación obligatoria dictada por el ministerio de trabajo), continuaban bloqueadas las terminales 2 y 3 del puerto de Mar del Plata por parte de los trabajadores estibadores, en reclamo de la jubilación para alrededor 220 obreros que tienen “frenado” su retiro activo en el ANSES.

La lucha, que ha paralizado las tareas de carga y descarga de mercaderías, provoca que en los muelles permanezcan 40 buques conteniendo una totalidad de 100.000 cajones de pescado fresco con 3.300.000 kg. de producción; lo que implica además la paralización parcial de las plantas procesadoras ligadas a la exportación pesquera de la ciudad.

El conflicto ha recibido la solidaridad activa de los camioneros, que suspendieron la recolección de residuos de las plantas procesadoras y de el SOMU que lleva adelante un boicot en contra de las exportaciones pesqueras.

Hasta aquí, este importante conflicto, sería uno más en la interminable  lista de las  luchas de los trabajadores  que recorre el país por  salario y derechos, de no ser porque el “patrón” que niega el derecho que reclaman es el mismo sindicato al que pertenecen.

El SUPA,  que agremia a los estibadores, convertido en empresa, es quien monopoliza la actividad de carga y descarga a través de la figura jurídica de la “cooperativa”, que les garantiza a las empresas salarios mínimos y flexibilidad laboral  total en la actividad.

Esta forma de cooptación y corrupción  de las organizaciones obreras la encontramo también en otras ramas industriales, como la UOM de Villa Constitución y San Nicolás, la Unión Ferroviaria y muchas otras. Son una verdadera lacra que -funcionando como extorsionadores- son funcionales al sistema de explotación capitalista. Y que son necesario desmantelar por medio de la construcción de nuevas herramientas que garanticen el derecho político de los trabajadores a la libre forma de agremiación por fuera del Estado y las empresas, y que traten al sindicalismo empresarial como lo que en verdad son: explotadores.

 

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