Este “modelo” y este sistema nunca darán solución a los problemas del pueblo

El discurso “triunfal” que la presidenta hizo al promulgar la ley de “nacionalización” de YPF, fue una clara expresión de que el capitalismo en caída no puede ofrecer nada que beneficie a los trabajadores y al pueblo oprimidos.

Como venimos diciendo en reiteradas oportunidades, cada vez que habla un burgués monopolista, escupe para arriba. Es decir que lo que dice puede utilizarse en contra del sistema que defiende, o más bien, al hablar quedan descubiertas sus mentiras.

Henchida de verborragia y soberbia, la presidenta solicitaba a los empresarios hacer lo posible por bajar los costos ya que durante “estos nueve años se la llevaron con palas” (se refería a las millonarias ganancias que realizaron durante los gobiernos de su extinto marido y el de ella), al tiempo que afirmaba que “todos reciben subsidios”.

Luego, dirigiéndose a los trabajadores petroleros, les pidió “que no hagan más paros y medidas de fuerza ya que el país no puede perder un minuto de extracción de petróleo, porque ello perjudicaría a todo el pueblo”. Seguidamente generalizó su pedido a todos los trabajadores pidiéndoles responsabilidad y contracción al trabajo, porque “cuanto menos conflictos haya más inversiones vendrán y, entonces, más trabajo se generará” (ver nota de fecha 05-05-2012, en esta misma página).

En síntesis: la presidenta se jacta de que los empresarios tuvieron enormes ganancias, y de que todos reciben subsidios, y les pide mejores costos (lo cual significa achatamientos de salarios o mayor productividad, que es más o menos lo mismo).

A los trabajadores nos “ofrece” más trabajo con esos salarios cada vez más achatados. Como si ese hecho nos resolviera la vida de nosotros y la de nuestras familias.

Esta es la síntesis, no sólo de este gobierno autodenominado “nacional y popular” sino de cualquier gobierno de turno anterior o posterior al kirchnerismo. Es lo que ofrece el capitalismo. Trabajo mal pago, cada vez peor, y expoliador de nuestra sangre.

Claro, del trabajo del proletario salen las ganancias de la burguesía. ¿¡Cómo no van a ofrecer trabajo!?

¡Sin el trabajo proletario la burguesía no tendría capital, porque el capital no es otra cosa que trabajo acumulado!

 “Este modelo se basa en bajar los costos de producción para que haya más inversiones, más producción con trabajo agregado y, entonces, habrá más trabajo para todos”, dice la presidenta.

Pero esta es la solución para la burguesía, para los monopolios, para la minoría oligárquica a la que pertenece la presidenta. Pues la ecuación en esta sociedad es la siguiente: Las mayorías trabajan y producen todo, TODO lo que existe, pero los frutos de esa producción sólo los disfruta la burguesía que es la dueña de TODO, y también del supuesto árbitro que es el Estado y sus gobiernos de turno.

Gracias, no queremos más trabajo. Queremos trabajo de ocho horas para todos con ingresos que nos permitan una vida digna de acuerdo al desarrollo alcanzado en esta sociedad. Queremos un futuro para nosotros, nuestros hijos y los ancianos, basado en la riqueza que producimos. Queremos una vida para disfrutar.

Nuestra lucha contra este sistema capitalista agotado política, económica e históricamente, hacia una sociedad socialista, no sólo nos libera y nos hace dignos hoy mismo, sino que representa además, la única posibilidad de una salida, un futuro para la clase obrera y el pueblo, a la vez que significa la sepultura de una realidad que nos agobia y nos sumerge en el más oscuro barro de la sumisión.

El socialismo dará vuelta la ecuación de este sistema en donde TODO lo producido por la clase obrera y el pueblo será disfrutado por las grandes mayorías del país, quienes planificarán y decidirán, a través del nuevo Estado revolucionario los destinos sociales que esa riqueza tendrá.

A la burguesía derrotada, le ofreceremos trabajo, para beneficio del nuevo país.

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