¿De qué hablamos cuando hablamos de ajuste?

Últimamente, en varias notas publicadas tanto en esta página como en El Combatiente y La Comuna, describimos y planteamos el plan de ajuste que el gobierno de los monopolios necesita llevar adelante.

Las variables de ajuste que tiene el gobierno son varias, como inflación, devaluación, especulación financiera, aumento de impuestos, impuesto a las ganancias, limitar los aumentos salariales, subsidios a las grandes empresas. etc. Todos centrados en relación al salario. Pero para graficar bien hasta qué punto llegan los planes, vamos a detallar algunos ejemplos que se dan en la industria automotriz.

A finales del 2012, la empresa Volkswagen tenía como costo (para ellos el costo son las horas hombre, tiempo que necesita a sus trabajadores para armar de cero hasta el despacho a la concesionaria una unidad) en la fabricación del modelo Amarok, de 59 horas/hombre.

Esto quiere decir que un sólo trabajador necesita ese tiempo para realizar la unidad. Tengamos en cuenta que la planta cuenta con 5.500 trabajadores en los 3 turnos de producción. Esto lleva a realizar, una vez llena la línea de producción, una unidad cada 3 minutos aproximadamente. Ahora bien, para ese año los planes que tenía la empresa era de llevar ese tiempo necesario para realizar una unidad a 46 horas/hombre. Eso quiere decir que querían optimizar el proceso productivo en un 22%.

Hoy en día, el tiempo necesario para realizar una camioneta Amarok ya está en 42 horas/hombre y los planes que tienen es bajarlo a 24 horas/hombre.

Tengamos en cuenta que el valor bruto promedio de una hora de trabajo es de $70, eso quiere decir que el costo que tiene este monopolio “en mano de obra” por unidad es de $2.940.- El valor de venta promedio de este modelo (Amarok) es de 250.000 pesos, redondeando para abajo.

En este ejemplo podemos ver la esencia del ajuste que quieren llevar adelante monopolios como Volkswagen y su gobierno de turno.

Ésta es la esencia del sistema capitalista. Pensemos que desde finales del 2012 a la actualidad el salario de un trabajador de las terminales se «incrementó» un 26%, pero la empresa ya incrementó la productividad en un 28.8%, y hay que sumar el incremento del precio de la unidad y obviamente la devaluación de principios de año.

La única variable de ajuste que tiene la burguesía es el salario, por eso sus planes chocan con las aspiraciones del pueblo trabajador, por eso la lucha por el salario deja de ser una mera reivindicación económica para transformarse en una lucha política, que golpea en el corazón de este sistema podrido.

Las luchas como las recientes de las autopartistas de Córdoba, en donde los trabajadores independientemente del sindicato y de toda instancia institucional, toman las decisiones en asamblea y enfrentan los planes, no sólo de la patronal, sino los planes de la mismísima oligarquía financiera, están marcándonos un nuevo piso en la lucha de clases.

O como los docentes de varias provincias del país, que con la movilización en cada escuela y en cada barrio arrinconan a las direcciones gremiales y obligan a profundizar la lucha.

Estos son sólo dos ejemplos que transforman una lucha sectorial en una lucha de toda la clase trabajadora, contra este sistema decadente.

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