“Diga a dónde viaja, el adivino hoy no trabaja”

La nueva “estrella” pública K: Florencio Randazzo  -quien se convirtió en el paladín de las “políticas justas” de este modelo- puso en marcha dos nuevas iniciativas en el sector del transporte. Una, presentada con bombos y platillos, es la implementación de la tarjeta SUBE en las líneas de colectivo Marplatenses y de Villa Gesell (que reemplaza a las modalidades de tarjetas magnéticas ya existentes en esas localidades desde hace mas de 10 años), con la finalidad de “facilitar a los veraneantes el uso del  transporte público en estos balnearios”.

La otra medida se implementó silenciosamente en estos días en los transportes colectivos de capital y conurbano Bonaerense, y consiste en ajustar la modalidad de cobro de boleto, de manera que el valor del viaje no esté determinado por  la elección de la tarifa por parte del pasajero sino por el  anuncio del destino al colectivero por parte del pasajero para que este determine fehacientemente la sección a la que se dirige el usuario, marcarla en la máquina SUBE. Así, automáticamente Randazzo desde su centro de operaciones, determina el valor real del boleto, para que finalmente al apoyar la tarjeta en el scanner haciendo una radiografía informática con su tarjeta, “señora, señor”, le cobre lo que ud. debe pagar…

Por burdo que parezca, esta es la realidad más real. No sólo eso, no hubo anuncios con respecto a esta última medida ni información por parte de las empresas de transporte hacia el público usuario ni por parte de la Secretaría de Transporte, ni de nadie. Por lo tanto el problema lo absorben los choferes por un lado y los pasajeros por el otro, ya que rápidamente y sin instructivos hubo que aprender la nueva modalidad de cobro – lo que significó un infierno para el chofer, ya que se pretende con esto que  sobre el conductor  caiga la responsabilidad de cambiar una modalidad de venta de pasaje que ya es un uso y costumbre desde hace más de 50 años-; y por el otro, los pasajeros padeciendo el cobro compulsivo del pasaje y resignando cada vez más datos personales para un control total por parte del Estado.

Pero a ¿qué obedece todo esto? Cuando cargamos la SUBE uno está pagando, mejor dicho dándole guita al Estado, mucha guita, ya que no es solo su tarjeta “señora, señor” sino la de millones de pasajeros que todas las semanas hacen colas para cargar la tarjetita… Si fuera así de sencillo viajar, pero no lo es, ya que Estado-Empresas no se sacian nunca, aparece la tecnología ¿No pudieron hacer que la maquinita identifique donde subió y donde bajó ud. y le cobre por el kilometraje que realmente viajó y por el valor real del kilometraje y listo?

Pero sí pudieron dejar la puerta abierta a la arbitrariedad del Estado-Empresa para que a ud. le cobren por sección, que es como pagar un peaje por sección o las secciones que a ellos se les ocurran…

Este gobierno hace mucho hincapié en las políticas tributarias, con una desesperación que no puede ocultar, persiguiendo no a los grandes evasores y beneficiarios sino a los sectores más vulnerables.

Prueba de esto es el impuesto al salario, los ajustes en la implementación de la SUBE, que ellos presentan como medidas revolucionarias pero que en realidad son un ataque constante al bolsillo de los trabajadores y una hostilidad premeditada a la hora de viajar, ya que el avance tecnológico no resolvió el colapso del transporte público.

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