Incendios en Chubut: negocios, destrucción e hipocresía burguesa

«A los que quieren provocar incendios, acá tienen una brigadista», vociferó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en un discurso el día 28 de diciembre de 2012, cuando anunció la compra de 26 aviones «hidrantes» para combatir incendios en los bosques del sur del país.

Dada la fecha, podría haber sido una macabra «broma por el día de los inocentes». Pero no. Fue una de las muchas mentiras que la mandataria acostumbra a decir en sus discursos.

Los argentinos nos preguntamos, cómo lo hacemos ante cientos de ejemplos en los que se malversan fondos, a dónde fueron a parar los $ 57 millones que la presidenta dijo que se habían invertido en tal compra, ya que los aviones no han aparecido….

Los incendios comenzados en el mes de febrero del presente año y hoy virtualmente sofocados…por la lluvia fundamentalmente, a pesar de la lucha denodada de más de 240 brigadistas y la ayuda (mediante el pago del correspondiente alquiler) de ¡3 aviones chilenos y un avión boliviano!, dejaron un saldo de más de 41.000 hectáreas de bosques nativos arrasados, huemules, zorros, y enormes cantidades de animales de fauna autóctona y ganado muerto, además de algunas casas destruidas. ¡Miles de años de acumulación de vida natural irrecuperables!

Las denuncias cruzadas de funcionarios provinciales más la expulsión «a bolsazos», según los dichos del jefe de gabinete Aníbal Fernández, del chivo expiatorio (cómplice por acción u omisión), el jefe del Plan Nacional del Manejo del Fuego, Jorge Barrionuevo, ponen en evidencia la especulación con negocios inmobiliarios que surgirían sobre terrenos limpios de forestación que entonces serían habilitados para la venta de los mismos a los mejores postores (léase, capitalistas con contactos con el Estado en sus niveles nacional y provincial dispuestos a adueñarse de esas tierras apetecidas por su ubicación en medio de lagos, montañas cordilleranas y remanentes de bosques y fauna autóctona).

Los pobladores locales, acusan también a los negocios mineros, impedidos de explotar tierras de parques nacionales. Habiéndose eliminado el parque mediante la acción del voraz fuego, los terrenos podrían ser aprovechados para esa actividad.

Con esta triste pérdida se evidencia, una vez más, la concepción burguesa que rige las relaciones sociales y negocios del imperio de esa clase actualmente nefasta para la humanidad consistente en el principio de «si no sirve para mis negocios que no sirva para nadie».

Debido a la provocación del fuego fueron detenidos y posteriormente liberados algunos menores que iniciaron los incendios de El Hoyo y Lago Puelo. Aún no se sabe el origen del ocurrido en Cholila.

Con la misma hipocresía con la que miente la presidenta, porque esa es la característica de la oligarquía financiera, la «justicia» explica que los menores, por ley, deben ser liberados. Por supuesto que la «investigación» termina en los ejecutores que, seguramente impulsados por la miseria, fueron untados con algunos pocos pesos salidos del abultado capital de burgueses monopolistas que gustosos pagaron para que generaran el incendio a fin de apropiarse luego de las codiciadas tierras.

El comportamiento de la justicia burguesa apunta al ejecutor y nunca al responsable ideológico. Con ello, el burgués, quien paga los servicios de los ejecutores, siempre queda indemne e impune. Ello ha ocurrido siempre en todos los planos de la vida y seguirá ocurriendo mientras exista el sistema capitalista. El chivo expiatorio nunca será el cerebro de la operación, salvo que la presión política y social sea lo suficientemente fuerte como para que uno de su propia clase burguesa deba ser sacrificado con el fin de mantener vigente, un tiempo más, el sistema que a todos ellos los acuna. En ese caso será estigmatizado y destacado, por ellos mismos, como el peor demonio que haya existido jamás.

Compartí este artículo