Nada de “sorpresas” en un sistema que agobia con “sorpresas”

En estas elecciones que se realizarán en breve si hay “algo” que reprochar es la ausencia de sorpresa. Los principales referentes del “acoso electoral“ que hace uso y abuso la burguesía ya son gobierno y ya han tenido la oportunidad de demostrar sus dotes de “adalides” de la justicia y de la fanfarria democrático burguesa para administrar el Estado.

Con solo mirar en donde ellos han ejercido su mandato sabremos entender nuestro futuro. Repetimos, una elección sin sorpresas.

Nos preguntamos.

¿Por qué no han hecho lo que prometen  hacer ahora? ¿Qué  voltereta podrán dar en el aire y justificar su “ineficacia”? ¿Que no los dejaron..? Y entonces, ¿por qué no se apoyaron en los ciudadanos que los votaron, los movilizaron, exigieron, protestaron, pusieron a las decenas de miles de voluntades que quieren cambios en las calles como una voluntad democrática legítima?

No importa ya en el razonamiento si hay Metrobús, trenes nacionales y populares, cámaras de seguridad y country maravillosos afectando barrios humildes de inundaciones  como jamás se vivieron.

¡En manos de quiénes estamos y estaremos!

Presidenciables despreciables (no casualmente muchas letras de estos dos vocablos se repiten) desde todo punto vista. No basta decir que son incapaces ellos, algo muy fácil de detectar a esta altura. En todo caso ¿cuál es el freno a que aparezcan, al menos, en el horizonte  nuevas “personalidades” capaces de manejar un timón que, en términos históricos, hace que la embarcación esté a la deriva?

En los marcos del sistema capitalista la base material para expresarse en política es a mayor concentración económica mayor concentración política, es decir, el actual proceso de concentración en la producción, en la centralización de los capitales, de la comercialización de los productos, en todas las áreas de salud, vivienda,  educación etc., el poder burgués  necesita en el plano político mayor concentración , la democracia burguesa necesita que se exprese en el voto más y más autoritarismo. Gane quien gane, ello no importa, es independiente ya de la voluntad de cada candidato. La tendencia de esa concentración en la base material del sistema capitalista en nuestro país requiere centralización en las decisiones, es decir, ¡autoritarismo! Disfrace de lo que se disfrace.

Sin embargo es este mismo sistema capitalista que, por un lado, muestra con sus candidatos los límites achatados del Hombre, su primitivismo arcaico, su barbarie y, a la vez, como contrapartida provoca el despliegue de lo mejor de la sociedad, que en esta etapa histórica se viene dando en que si por arriba la tendencia de la democracia burguesa es hacia más autoritarismo, por abajo, en los millones que sufrimos la explotación y la opresión, la tendencia es a más democracia, tendemos a saltar y soltar las cadenas que nos aprisionan viviendo la actual vida indigna y sin futuro una vida encorsetada por esa tiranía del gran capital y expresada en candidatos de muy baja monta.

Lo que se está expresando es esto otro, lo nuevo que subyace en la sociedad y es que esa tendencia democrática que avanza cada día nada tiene que ver con el instante ELECTORAL QUE NOS PROPONEN LAS MINORÍAS. ESTAMOS EJERCIENDO, DE UNA U OTRA MANERA, LA NUEVA DEMOCRACIA, es decir, la democracia que se ejerce directamente y están dando vida a una Institución política de alto vuelo, que se corresponde con la necesidad democrática de las grandes mayorías. Una democracia que lucha contra el cercenamiento de la democracia parlamentarista y electoral de hoy. Hablamos de la Asamblea que lo decide todo y está poniendo en aprietos al poder burgués.

Estamos transitando este difícil camino pero que definitivamente se ha lanzado al ruedo. Por un lado, el poder burgués con sus instituciones “democráticas” autoritarias e incapaces de resolver los problemas más básicos de la sociedad y, por el otro, el pueblo que en ciertas asonadas continúa condicionando las decisiones del poder.

Frente a lo primitivo que la sociedad actual nos está proponiendo, responder con más y más poder popular expresado en cada asamblea que ejerza la democracia directa y que efectivamente se convierta en una Institución Revolucionaria que hoy le ponga un freno a esta tiranía del voto y se perfile como futura forma de poder popular y gobierno de un pueblo dispuesto a cambiar barbarie por dignidad.

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