En ocasiones, sumarse a las denuncias y verter opinión de determinados hechos que suceden a diario en nuestro país, donde las obviedades se caen por su propio peso, puede resultar, como se dice en estos tiempos, “más de lo mismo”.
Pero hay hechos de una torpeza y grosería tan grande de parte del sistema y los políticos burgueses que no se pueden dejar pasar, y que en realidad expresan la impunidad más absoluta; y no solo de algunos figuretis que presumen de estadistas sino de toda una gama de personajes que desde los medios intentan propagandizar mentiras para confundir y dividir a nuestro pueblo.
Así sucedió esta semana con el lamentable crimen de Agustín Marrero, un niño de 5 años que fue muerto a golpes por su padrastro. Hecho lamentable que se suma a los cientos de casos de violencia familiar en el contexto de un crecimiento espeluznante de la violencia social, a causa de un sistema decadente, en descomposición y único responsable de todos los males que nos aquejan, donde todo está regido por la ganancia y la explotación, elevando cada vez más la enajenación de la vida humana y donde los únicos beneficiarios y sostenedores de este sistema son los verdaderos culpables que, más tarde o más temprano, tendrán que pagar por ello.
Primero el Gobierno de CABA no tuvo mejor idea que suspender (al principio las habían cesanteado) a la Directora del Jardín N°2 Elsa Vinlona y a la docente Alejandra Bellin, donde asistía Agustín, por no haber evitado el hecho. Pero en verdad el Gobierno de la Ciudad, haciendo del más vil oportunismo, las acusa buscando un rédito político electoral. Pero con el transcurrir de las horas la opinión pública se indignaba con Macri y éste no tuvo mejor ocurrencia que afirmar que las protestas en contra de su medida eran también una medida electoral.
En manos de estos tipos estamos. Macri “estudió” Ingeniería en la Universidad de El Salvador, y es capaz de ir a comprar agujeros para arandelas a una ferretería; no tiene autoridad ni técnica ni, menos, moral para opinar sobre semejante y doloroso hecho. Pero no son casuales sus afirmaciones, y he ahí lo que más nos mueve a pronunciarnos. Ahora resulta que entre los funcionarios y políticos burgueses se les instaló la moda clasista que cualquier hecho grave, donde queda involucrado el Estado, el primer acto reflejo es atacar a los trabajadores. Con lo de LAPA, el Comandante estaba mal de la cabeza y era borracho; con el fatídico tren Sarmiento, el conductor se quedó dormido; y así en innumerables accidentes laborales, tanto en el ámbito estatal como privado, las víctimas tienen que demostrar que no fueron responsables, aún después de muertos.
Ellos se creen impolutos cuando todos, absolutamente todos, no se salva uno, lo que en realidad hacen es replicar las prácticas de sus patrones y socios, los monopolios, pues en sus empresas se trabaja en condiciones de seguridad deplorables, a ritmos infernales, y si llega a suceder algo están los juicios, las leyes y un montón de vueltas con tal de salir ilesos en sus ganancias, en este caso electoralmente.
El papel del Estado en su esencia es represor y hoy se ve con mucha nitidez en miles de hechos como éste a diario. Con la muerte de Agustín, endilgarle responsabilidades a los docentes es una palada más de tierra a toda la comunidad educativa tratando de desprestigiarla para esconder en el fondo el tremendo vaciamiento y desastre que han hecho con el sistema educativo, al igual que en la salud, el transporte, etc. Así la pelea que sea de pobres contra pobres, cuando en realidad la infraestructura tanto en lo logístico como humano, si es para beneficio del pueblo, lo único que hacen es empobrecerla y sacan leyes como la Reforma Educativa Nacional que es un aporte más al desamparo de nuestros niños, jóvenes y docentes.
Esto demuestra que lo importante para todo este arco político que sostiene la democracia burguesa, es hacer bien los deberes para los monopolios; y por otro lado, el arte de la mentira para justificar el estado de indefensión al que han llevado a nuestro pueblo.