En las últimas semanas se han producido una seguidilla de accidentes dentro de la planta que la automotriz Volkswagen (VW) tiene en Pacheco. El primer accidente se produjo el 20 de agosto pasado, donde un compañero casi pierde la vida al ser aplastado por una unidad al inició de la línea de montaje.
Ante el hecho y la presión ejercida por los trabajadores frente a las condiciones inseguras de trabajo, al sindicato no le queda otra que adoptar un discurso “combativo”, haciendo responsable a la empresa por no garantizar la seguridad de sus trabajadores.
Pasadas apenas dos semanas, otro trabajador vuelve a sufrir nuevamente un accidente al chocar con un apilador: no funcionó el freno de emergencia y es literalmente aplastado contra un guardrail. Sufre fracturas expuestas en tibia y peroné de ambas piernas.
En el día de hoy, siendo las 5:30 AM, se desprende un chapón que conforma una bandeja que es utilizada para canalizar las goteras que en el techo de planta hay por todos lados. Por absoluto destino de la casualidad o de la suerte, como quiera llamarse, no se lastimó ningún trabajador. La bandeja que se cayó mide 2,40 mts. y pesa aproximadamente 45 kilos.
Debido a este nuevo acontecimiento, el gremio es acorralado nuevamente por la presión de los trabajadores y la producción de la planta permanece parada desde la hora del accidente.
Las situaciones de inseguridad se repiten a diario y la empresa no tiene interés en resolverlos ni presenta ningún plan de mejoras. Claramente, su único interés es continuar incrementando sus ganancias achicando al máximo sus costos y gastos, aunque esto cueste la vida de algún trabajador. Paradójicamente, nos venden a todo el pueblo a la industria automotriz como “el motor de crecimiento y como la industria que va a garantizar el desarrollo del país”.
Pero los trabajadores ya sabemos –y padecemos- su voracidad por las ganancias y -usándonos como “garante” sin importarles nada- su desprecio por la vida humana.