Una vez más, y como es su costumbre, la automotriz Volkswagen aduce estar en crisis y quiere hacer caer sobre la espalda de sus trabajadores el costo de la misma. Llevan años de liderar mercados, de mantenerse en la élite de las grandes ganancias y de hacer alarde de su confiabilidad por el compromiso hacia sus clientes…
Pero la careta pública les duró poco. Manipulando un software, lanzaron a la calle once millones de vehículos que contaminan; sacando a relucir lo que este tipo de compañías realmente son: monopolios a los que sólo les interesan las ganancias sin preocuparse ni un instante en la naturaleza, el medio ambiente y el ser humano como parte de esa misma naturaleza.
No conformes con esto, el nuevo presidente del consorcio Hans Dieter Pötsch, realiza una conferencia con sus pares y deja bien en claro que para poder salir adelante van a tener que profundizar la explotación de los trabajadores.
Para eso chantajean, dicen que, después de haber llenado sus bolsillos durante casi ocho décadas utilizando mano de obra esclava en la época del nazismo, extrayendo de los pueblos del mundo el sudor de miles de horas de trabajo, ahora el obrero tiene que hacerse cargo como trabajador de este momento que pasa la compañía, para sacarla adelante…
Fruto de una disputa intermonopólica es que todo esto sale a la luz: no existe en ningún lugar del planeta que un monopolio cuide o se preocupe realmente de la naturaleza y del ser humano como parte de ella, solo interesan las ganancias a costa de lo que sea: si eso significa contaminar, contaminan; si significa lesionar seres humanos, los lesionan; si significa someterlos a ritmos extenuantes o turnos rotativos inhumanos, los someten; si significa tirar sobre los hombros de los pueblos del mundo este problema puntual y exigirle a los Estados que salgan a “salvar” esta situación, tirarán sobre los hombros de los trabajadores.
Esa fue, es y será siempre la esencia del capitalismo. De todos los monopolios y de Volkswagen, y hoy quieren profundizarla a como dé lugar. Mienten cuando ahora dicen que esto es por todos, para que todos estemos bien. Cuando ellos están bien es a costa de los trabajadores y si nosotros podemos sacarles algo con la lucha ellos abren bien los ojos. Sus ganancias y ambiciones son contradictorias con nuestra dignidad como hombres y con un mejor pasar, por eso tanto hincapié hacen en la profundización hoy del ajuste que necesitan implementar.
Pero tienen un gran problema que es el descreimiento generalizado y el alza en la bronca que existe en las líneas de producción. Ellos necesitan avanzar en la saturación de los puestos, mejorar la productividad e intentar disciplinar a la clase obrera, pero ya nadie se come el cuento y les es muy difícil implementar sus planes sin que nada pase.
Tiran así como quien no quiere la cosa el retiro voluntario, como política general intentando sembrar la incertidumbre. Una tras otra, las iniciativas intentan hacer retroceder al conjunto de laburantes, para poner un freno en las ambiciones de dignidad que se expresan a lo largo y ancho del territorio nacional y que cada vez ponen más palos en la rueda a ese espíritu explotador y miserable.
De lo que se trata es de empezar a poner sobre la mesa los problemas que tenemos de este lado de la vereda los trabajadores, preocupándonos por eso y no por cómo solucionar los problemas de ellos.
Más productividad significa bajar el salario ya sea en su poder adquisitivo o en el hacer más por el mismo precio. Menos horas hombre es más explotación y más lesiones. Más “disciplina” es intentar, a través del miedo, la mentira y el chantaje, mantener tranquila a la manada y poder así intentar avanzar en la obtención de ganancias.
En todo caso no se trata solamente de mantener la fuente de trabajo argumentando que el trabajo dignifica, se trata de mantenerla pero poniendo nosotros las condiciones, avanzando realmente hacia lo más digno posible, sin entregar nada de lo que hasta ahora hemos conquistado en años y aprovechar la necesidad de producir que ellos tienen para ir por más.
Luchar para que sean cada vez menos los lesionados, para que cada vez menos suframos las avatares de la producción, para que el salario recupere su poder adquisitivo perdido estos últimos años, a no dejar que nos mientan en la cara para intentar cumplir con sus objetivos tan descaradamente.
De lo pequeño a lo grande ir desterrando esa concepción que existe de que las cosas son así y siempre van a serlo. Acumular paso a paso hacia una salida definitiva de nuestros problemas, hacia la construcción de un poder político de nuevo tipo donde como hombres caminemos hacia la dignidad plena siendo los protagonistas del presente y del futuro.
Ya no se trata de luchar por luchar, sino de seguir haciéndolo sabiendo que es imprescindible que cada lucha esté impregnada de la ambición por la toma del poder y la construcción con nuestras propias manos de la revolución socialista, donde como hombres y mujeres del pueblo nos pongamos al hombro el rumbo del país.