«Obligame… a los pobres no les presto dinero»

La frase resonó en los oídos de los presentes en un programa televisivo. El Sr. Aldo Pignaneli, ex presidente del banco central en el gobierno de Duhalde, y asesor economista del Massismo, informaba que la misma había sido la respuesta que un banquero le había dado durante su gestión, cuando él le proponía que abriera una línea de créditos blandos a fin de promover la producción y el consumo.

El comentario venía al caso en relación al discurso que el presidente Macri realizó ayer, en forma televisada, ante cien empresarios a quienes pidió que fueran responsables y que cuidaran los puestos de trabajo, no despidieran personal, que invirtieran y que confiaran en que en poco tiempo se reduciría la inflación.

De tal forma Pignaneli, quería demostrar que el presidente, había realizado todo un montaje para los telespectadores y que su discurso no iba a tener ningún efecto sobre los empresarios, quienes no modificarían su actitud, con lo cual calificó al discurso como totalmente inocuo y estéril.

En eso coincidimos totalmente con el Sr. Pignaneli quien, como dice el dicho popular, escupió para arriba ya que nunca explicó por qué no obligó a los empresarios durante su gestión.

En todo caso, es la burguesía monopolista la que obliga a los gobiernos. Además, en lo individual, los burgueses sólo cumplen determinadas reglas cuando dichas reglas están de acuerdo con sus intereses de sostenimiento y acrecentamiento de sus ganancias. Porque cuando las reglamentaciones no los favorecen, son los primeros en violarlas al tiempo que denuncian cínicamente a quienes no respetan las mismas.

Eso lo sabe bien el mismo presidente Macri, que es empresario también, y conoce que las reglas y las leyes están para que se controle que los demás las cumplan mientras se buscan caminos alternativos y formas de burlarlas. Desde su posición de gobernante actual, ha montado el circo televisivo sabiendo de antemano que ninguno de los cien empresarios presentes va a hacer nada respecto de las cosas que les pidió si no tienen a cambio una medida que aumente sus ganancias. Así de simple es la cosa. El capital, la burguesía, se mueve de esa manera.

La situación nos recuerda la frase del inefable ministro de economía radical Pugliese quien dijo, refiriéndose a los empresarios: «Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo».

Pugliese no era ingenuo, ni Macri, ni Pignaneli, ni los cien empresarios son nenes de pecho. Han estado y están para realizar las tareas que llevan a sostener y ampliar las ganancias de su clase. No es con discursos cómo los burgueses resuelven los problemas del Estado que es la herramienta que utilizan para exprimir a los trabajadores y al pueblo en su conjunto ya que con la explotación que realizan en sus propias empresas no les alcanza.

Todas las medidas que tome el gobierno serán, como lo vienen siendo, a favor de los monopolios, salvo que la fuerza de los trabajadores y el pueblo con sus luchas se lo impidan en forma tajante.

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