El rechazo a las políticas de la oligarquía financiera, que centralmente apuntan a reducir los salarios como tabla de salvación del capitalismo, se ha instalado en todo el territorio del país.
Centenares de miles de trabajadores en lucha, movilizaciones de miles, paros de más de 50 días y el estado deliberativo, se han instalado en fábricas, centros de trabajo, escuelas y universidades; lo que ha agudizado la crisis política en la clase dominante, que no encuentra una fórmula de consenso para enfrentar el embate de del pueblo trabajador.
El fenómeno que se ha empezado a instalar y multiplicar, es la lucha con el centro de la decisión política corrido al mismo corazón de las fábricas y los centros de trabajo. Allí la asamblea, la acción directa y las organizaciones de base son soberanas, dándole a todo el movimiento el carácter, la firmeza y continuidad necesaria para el actual enfrentamiento.
Las gerencias sindicales de la burguesía “saludando con sombrero ajeno” intentan ponerse al frente de los reclamos y junto a la llamada “oposición” intentan instalar que el problema de los trabajadores es el despido y promueven “leyes anti despidos” para intentar erosionar y doblegar el espíritu de lucha de la clase trabajadora. Ahora hablan de «un pacto por 90 días sin despidos». Un mamarracho que esconde los condicionamientos para ocultar el verdadero reclamo: la demanda por aumento salarial.
En el último año (y en particular en los 5 últimos meses de salvaje ajuste), ha disparado la inflación anual por encima del 40%, demolido los salarios logrados en las paritarias del pasado período. La importante conquista salarial de bancarios y aceiteros de alrededor del 40% que suena a mucho, en realidad no lo es, sólo restablece el poder de compra del salario a una fecha del pasado año, pero no devuelve lo que nos robaron durante el periodo, ni contempla la inflación venidera hasta la próximo paritaria.
Es por esto que la lucha salarial, es y será, la amplia avenida del enfrentamiento clasista y por donde se canalizará el rechazo a los despidos, la demanda de derogación del impuesto a las ganancias, junto a todas las demandas políticas y sociales del pueblo trabajador.