Confirmando que los miembros y políticos a sueldo de la burguesía monopolista mundial, incluido nuestro país, no tienen una camiseta puesta que los identifique con la «izquierda», la «derecha» o el «centro», como se nos quiere hacer creer, sino con la clase social a la que representan, el «socialista» presidente de Francia Francois Hollande, insiste en la aplicación de la reforma laboral que flexibilizará el trabajo de todos los franceses.
Entonces, la lucha con la clase obrera y el pueblo francés que presentaron batalla en las calles tan pronto como se conoció la intención de la burguesía monopolista de aplicar tal medida conducente a rebajar la masa salarial, se agudiza y toma formas inimaginables hasta hace poco tiempo atrás, en donde, lo que inicialmente se presentó como protesta, ahora se presenta como lucha de poderes.
Desde su inicio, la masividad fue la característica contundente de la movilización contra la reforma laboral y, a pesar de la dura represión por parte del Estado francés, el movimiento fue sumando protagonistas incorporando cada vez más sectores de trabajadores y población en general.
Ayer, se conoció la noticia de que los obreros del gas y la electricidad se sumaron con una acción que significa el paso de una lucha de protesta a una lucha de poder contra poder, en donde las dos clases fundamentales prueban fuerzas en la utilización de lo que tienen a mano para hacer declinar al oponente.
Los obreros habían anunciado que “no vamos a cortar las líneas de 400.000 voltios para hundir a Francia en la oscuridad, pero podemos cortar a los clientes industriales aquí y allá”. Es así, que el martes pasado, dejaron sin luz la inauguración de la “Ciudad del vino” en Burdeos, justo en el momento en que Hollande se encontraba en el acto oficial.
Para unificar y aumentar el movimiento popular contra la burguesía monopolista, los trabajadores han cortado la electricidad en empresas y actos del gobierno, mientras «la restituyeron para 300.000 hogares pobres con problemas para pagar la tasa», según informó el periódico francés Libération.
El escenario francés muestra a la burguesía imperialista con su «terquedad», obligada por las circunstancias del propio funcionamiento del sistema capitalista, a sancionar una ley que tienda a bajar los salarios y aumentar la explotación de la fuerza de trabajo para sostener sus niveles de ganancia por un lado; y el proletariado acompañado de una gran masa popular, manejando los medios de producción que hoy son de propiedad de las empresas monopolistas, contra los intereses de esa clase parasitaria y a favor del pueblo.
En la lucha de clases mundial, con las masas proletarias y populares en franco ascenso, lo que sucede en el país galo, uno de los territorios centrales y más fuertes del imperialismo mundial, rápidamente traspasará las fronteras tiñendo la actitud de toda la clase obrera mundial, tal como siempre ha ocurrido en la historia.
La oligarquía financiera que tiene sus reales asentados en Argentina, seguramente estará intentando espantar, a la hora del sueño, los fantasmas nocturnos que le ocasionan las peores pesadillas, pues el paro de los obreros petroleros llevado a cabo el pasado 1° de junio contra los brutales aumentos del gas, la obligó a dar marcha atrás con los mismos reduciéndolos a un máximo del 400% contra aumentos que superaban el 1000%. Ahora estará meditando sobre el ejemplo que los obreros franceses de la electricidad han dejado al mundo y se preguntará qué pasaría si los criollos toman semejante actitud poniéndose al frente de los reclamos sobre los abultadísimos aumentos de electricidad recientemente decretados por el poder ejecutivo. Como dice el dicho popular: «Si ves las barbas cortar, pon la tuya a remojar»…