NI UNA MENOS… es terminar con la hipocresía del sistema

El viernes pasado, nuevamente en todo el país, en cada provincia, en cada localidad, hubo manifestaciones en contra de la violencia de género. Enfrentando el frío y la lluvia, el ingenio popular movilizó a ciento de miles en todo el país.

Esta expresión (que surgió como una de las tantas iniciativas autoconvocadas el año pasado y que estremeció por la multitudinaria respuesta por parte de la población) ya se ha instalado como una fecha obligatoria para el pronunciamiento, para el repudio, para la crítica, para expresar la bronca de nuestro pueblo y principalmente de nuestras mujeres. Pero también para la “promesa”, para el “proyecto” y para el “reconocimiento” de quienes tienen la responsabilidad de gobernar, legislar y de hacer cumplir leyes que existen o por hacer, y que podrían morigerar este flagelo que azota nuestra sociedad… Y por supuesto que NO lo hacen, como una de las tantas señales de la hipocresía de este sistema.

Muchos y muchas… personalidades, Estado, gobierno, medios burgueses de no información, tratan de focalizar este flagelo solamente como la violencia ejercida por el varón sobre la mujer, como una forma más de aislar o simplificar el origen y las causas de esta forma de violencia..  Decíamos el año pasado en esta misma página:

“Si se analiza el fenómeno social, la violencia contra la mujer se exacerba en un sistema como éste; la sociedad está regida por leyes en las que la propiedad privada lo tiñe todo y entonces una mujer deja de ser concebida como un ser humano y pasa a ser un objeto “propiedad de”. Ocurre lo miso con el resto de las relaciones sociales vigentes en el capitalismo, donde un trabajador (sea mujer u hombre) se usa y se descarta. Para la clase burguesa, vale más la preservación de la propiedad del capitalista que la propia vida humana”.

En tal sentido, es violencia de género el hecho que una luchadora del Movimiento 25 de Mayo de Quitilipi, Chaco, esté hoy internada por un grave estado de desnutrición; es violencia de género el 50% de niños desnutridos de esa misma localidad chaqueña; es violencia de género la desesperación de una empleada estatal que le llega una boleta de gas a pagar de $2.500 que le lleva el 25% de su sueldo; es violencia de género el dolor de una madre sufriente por que la violencia institucional le robó la vida de su pibe… Algunos ejemplos de la constante agresión que recibimos tanto mujeres como varones en esta sociedad injusta e hipócrita.

Hipocresía que manifiesta el propio gobierno de los monopolios, cuando el ministro del Interior Frigerio reconoce que “se equivocan” y hasta pide perdón públicamente… pero deciden con el  lacayo de la Shell (Aranguren) que en vez del 1.000% de aumento en el gas, el mismo sea “solamente del 400%  para el consumidor común y 500% para el comercial”, como si esos porcentajes fueran poca cosa…

Hipocresía de un sistema que se vende como la única salida posible para la humanidad, ocultando su violencia, porque violento es su origen de explotación del hombre por el hombre, donde la ganancia está por encima de todos nosotros.

NI UNA MENOS, es también ni un pibe menos, ni un niño alimentado menos; es también ni un trabajador menos, ni un puesto de trabajo menos, ni un hogar con servicios básicos menos… Para ello, debemos terminar con toda violencia de este sistema injusto e inhumano.

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