El “techo” de la lucha sindical «a secas»

Las políticas de la burguesía y sus gobiernos incluye reducción del salario, una mayor  flexibilización laboral (con el claro objetivo del  “disciplinamiento” de los trabajadores) para lograr una mayor explotación, opresión y así garantizar sus ganancias. Pero sus planes han recibido -desde la lucha- un contundente rechazo.

Estatales nacionales, provinciales y municipales han salido a las calles en lucha por la recomposición salarial y la reapertura de las paritarias, que en muchos casos han sido cerradas por decretos de los Ejecutivos.

Huelgas y paros, tomas, cortes de rutas y enfrentamientos con las fuerzas represivas, se han convertido en lo cotidiano en fábricas y centros industriales todo el país. Subiendo el tono en el enfrentamiento clasista.

En estos meses de la disputa los resultandos han ido desde las buenas hasta las malas. En su gran mayoría no han cubierto las aspiraciones, y menos aún a habido una correspondencia entre la disponibilidad a la lucha de las grandes masas de trabajadores con los resultados alcanzados.

Razones hay muchas, entre las que están los casos donde  la voluntad de lucha de las bases se ven limitada y acotadas por la “conducción” de viejas y nuevas burocracias sindicales, que con su discurso posibilista y la bandera burguesa de la “crisis”, resuelven, muy lejos y a espaldas de los “dicen” representar, salarios a la baja y la entrega de las condiciones de trabajo.

Pero también están las nuevas, legítimas y honestas dirigencias que, por inexperiencia y la fuerza de la costumbre impuesta por la ideología domínate, creen poder resolver las disputas donde reinan los poderosos, en el ámbito exclusivo de la mesa de negociación, sin ver que es también una cuestión correlación de fuerzas y de política clasista.

Ejemplo de lo que mencionamos es la lucha de los trabajadores de El Tabacal y sus más de 50 días de guerra política de clase. Donde el paro decidido por los trabajadores (de 4 horas por turno por aumento salarial y rechazo del cuarto turno) fue respondido con un lockout patronal. Donde todas las instituciones del Estado jugaron y juegan a favor de la empresa, y las corporaciones sindicales ligadas a las múltiples actividades industriales desarrolladas por la empresa, aprietan para que los azucareros terminen con el conflicto. Y hasta el mismo secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en su reciente visita al país hizo “lobby” sobre el gobierno de Macri a favor de la norteamericana Seabord Corp, propietaria de El Tabacal.

La lucha de clases durante estos meses deja claro que “la lucha sindical a secas”, sin una visión política de clase ha tocado un “techo”. Y para empezar a superar ese “techo” es necesario resolver el problema de la correlación de fuerzas.

Teniendo en claro que esta no es sólo voluntad y disposición a la lucha, sino la más amplia organización de base para la participación democrática de las mayorías en cada una de las decisiones.

Organizaciones de base que se desarrollen en lo político, sindical, social, cultural y deportivo, y que sin dudas serán la base material y espiritual de proyecto revolucionario de la clase obrera, y el soporte político para las futuras luchas y conquistas reivindicativas.

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