G20: «inversiones», «trabajo» y «desarrollo» bajo la mirada imperialista

Se llevó a cabo la reunión del G20. El presidente Macri se reunió con Obama, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica; Putin, presidente de la Federación Rusa y Xi Jinping, presidente de China, además de los presidentes de España, India, Australia.

Según los diarios, los tres primeros resaltaron la política de apertura de Macri que favorecerá el comercio bilateral entre los mencionados países y todos prometieron extender y profundizar el área de inversiones y negocios con Argentina, en las ramas petrolera, minera, agronegocios, construcciones, compras directas, alimentarias, etc.

Como corolario, el presidente Macri advirtió que para que dichas inversiones sean posibles deberá insistirse en una producción de calidad y de costos competitivos (léase con menor masa salarial).

Los diarios recogen también que Funes de Rioja, uno de los presidentes de la UIA, en el marco de las jornadas del B20 (Busines 20) instó a los países del G20 que inviertan en Argentina. Elogió la globalización afirmando que gracias a ella, se puede combatir la pobreza, hay más interconexión y se alienta la inclusión. El mismo hombre oculta el reclamo que le hacen los empleados de su Call Center de pasar al convenio de su propio gremio, pues la empresa los tiene bajo el convenio de la UOM que tiene salarios muy inferiores.

Todo se trata de lo mismo. Los altos representantes de los Estados y los dueños de esos Estados, la oligarquía financiera internacional, hablan de inversiones, trabajo, grandes posibilidades de desarrollo…

En la visión imperialista, inversiones significa grandes capitales instalados para succionar ganancias, que salen de la plusvalía que es el tiempo de trabajo que el obrero realiza gratis para la burguesía.

Trabajo, significa condiciones de empleo con reducida masa salarial y mayor intensidad en la producción.

Desarrollo, en el idioma empresario, significa mayor cantidad de infraestructura para la producción, distribución y circulación de mercancías, a costa del medioambiente y la naturaleza, y de la vida humana de las mayorías populares.

A nadie se le «escapa» la idea de mejorar el ingreso de los trabajadores con el capital ya existente con el que se podría sostener a la humanidad si ése fuera el objeto a satisfacer.

El imperialismo es lo que se expresa en estas reuniones. El imperialismo es la gran concentración y centralización de los capitales que las grandes masas de obreros generan con su trabajo. Estos personajes tienen en común precisamente el despliegue de todos los mecanismos que profundizan las desigualdades y el achatamiento de las condiciones de vida de las grandes mayorías de la humanidad. Ellos nunca solucionarán el problema y las necesidades de los pueblos, por el contrario, la empeorarán y llevarán, como lo hacen diariamente, a una mayor masacre masiva de las mayorías populares.

Es por esos que los pueblos pelean y se movilizan contra esta tendencia irreversible del capitalismo internacional. Sólo la lucha es capaz de poner freno a tanta orgía financiera. Pero los procesos revolucionarios son la única salida válida para superar esta vida.

Funes de Rioja, llegó a afirmar cínicamente que los desplazamientos obligados de masas humanas que huyen de las guerras y la hambruna desatadas por el propio imperialismo, y que las comunidades burguesas llaman «migración», deben considerarse como una «oportunidad» y no como un riesgo. Obviamente, se refería a que el hambre y la desesperación son los mejores vehículos para el achatamiento de los salarios y las condiciones de vida de los pueblos. ¡Y a eso le llaman desarrollo!

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