A 150 años de la aparición de El Capital

En este mes de setiembre se han cumplido 150 años de la publicación de El Capital, la obra mayor de Karl Marx.

Marx contó con la colaboración de Federico Engels, su amigo. Entre ambos sentaron las bases y las formulaciones fundamentales del materialismo dialéctico, ciencia mediante la cual pudieron desentrañar las leyes del proceso histórico encontrando los puntos nodales y factores motores del mismo.

El método mediante el cual se analiza críticamente a la sociedad capitalista, permitió sacar conclusiones sobre las formaciones económico-sociales anteriores porque los elementos componentes de la presente organización social, conlleva elementos de las existentes anteriormente. Marx afirmaba, que estudiando al ser humano podría conocerse y comprenderse al mono y no al revés. Ya que el ser humano guarda en su estructura y conformación, los elementos constitutivos del mono y no ocurre lo mismo a la inversa.

Esa línea investigativa desde adelante hacia atrás, dio por tierra con las fantasías producidas por las mentes de sus antecesores quienes se imaginaban un pasado para arribar en forma incierta a un futuro presente sin poder encontrar los hilos conductores del proceso, dado lo cual lo atribuían a un incierto desarrollo del pensamiento, la idea, la religión, etc., sin poder desentrañar los móviles que impulsaban ese desarrollo.

Marx y su amigo Engels, pudieron demostrar que las sociedades humanas se fueron organizando con eje en la producción y reproducción de la especie y que las ideas, las religiones, las conductas políticas, etc., constituyen el reflejo de la organización social para la producción. Ese proceso dio nacimiento a los Estados y, a partir de allí, el motor de la historia fue la lucha de las clases antagónicas entre los productores y los que explotaban a esos productores: esclavos y esclavistas, señores feudales y siervos, burgueses y proletarios.

El método del materialismo dialéctico, de tal manera, superó toda visión anterior sobre la economía, la sociología, la filosofía, la política y la religión.

Su gran maestro Hegel, desde su idealismo absoluto, había insinuado anteriormente que las respuestas que no encontraba en el decurso de las ideas debía encontrarlas en cómo los seres humanos se asociaban para producir. No obstante su armazón construida con base en la concepción del espíritu rector de la vida y de las cosas, no le permitió ir más allá.

Marx y Engels, pusieron de pie lo que estaba de cabeza en Hegel al descubrir que las leyes de la dialéctica que rigen el movimiento del pensamiento, en realidad rigen el movimiento de la materia y las sociedades, siendo el pensamiento, la idea, reflejo de lo anterior.

El Capital, no es un tratado de economía, solamente. Es una visión crítica de la economía política del capitalismo en donde están expresadas las concepciones filosóficas más profundas del conocimiento científico.

De tal forma, Marx, pudo ver claramente que las sociedades, como cualquier proceso material, tienen un nacimiento, desarrollo, declinación y muerte.

Tal aserto científico, da por tierra el concepto burgués de perpetuidad del capitalismo. El devenir histórico, según el materialismo dialéctico, prevé una sociedad posterior al capitalismo, el socialismo, basada en las propias bases que el capitalismo ha generado, tal como ha ocurrido con todas las sociedades anteriores.

La burguesía denuesta arteramente tal afirmación científica pretendiendo sellar el decurso de la historia, pues reconocerlo sería aceptar la pérdida de su poder y privilegios como clase. Para ello ha creado y desarrolla incansablemente métodos y mecanismos con los cuales quiere sostener y perpetuar el sistema. Pero con ello, no hace más que repetir que hicieron las clases dominantes en sociedades anteriores como el caso de los esclavistas, los señores feudales y reyes.

El capitalismo, históricamente desaparecerá de la faz de la tierra, pero es deber de los proletarios explotados por la burguesía, luchar y organizarse como clase para empujar revolucionariamente hacia su destrucción como sistema de organización social, pues el tiempo cierto para su desaparición no puede preverse. Sin embargo, tal como lo definiera Marx en su extraordinario libro, el capitalismo ya no tiene razón histórica de existir, pues la fuerza productiva material desarrollada por éste ya no cabe en sus relaciones sociales de producción.

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