En el medio de las idas y vueltas de enjuagues electorales llámese colectoras, dónde va a terminar al fin el “buscapié” Massa, si Lavagna sigue o no sigue, encuestas que dicen lo que cada sector de la burguesía monopolista quiere escuchar, pasó intrascendente casi una noticia que tiene una importancia de primer orden para la lucha popular. La Corte Suprema de la Nación resolvió por unanimidad rechazar el pedido de inconstitucionalidad de la ley de preservación de los glaciares (ley 26.639). Dicho pedido había sido presentado por la minera Barrick Gold, que está al frente de uno de los emprendimientos mineros más grandes del mundo: el proyecto binacional Pascua-Lama que involucra a Argentina y Chile.
Algunos fundamentos del fallo son: que el artículo 41 de la Constitución Nacional establece el derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano; que la existencia de derechos colectivos referidos a la protección del ambiente (en este caso, el acceso al agua) hace que se deba priorizar la protección de los ecosistemas y la biodiversidad. La importancia de estas fundamentaciones radica en que son las mismas que los movimientos en contra de la minería a cielo abierto vienen sosteniendo hace muchos años, y que son la esencia de un reclamo que se ha basado en la permanente movilización popular y con métodos asamblearios de democracia directa.
La consigna “El agua vale más que el oro” se ha impuesto gracias a la lucha popular. Esta lucha sostenida por las poblaciones ubicadas a todo lo largo de la cordillera, contra los distintos proyectos mineros saqueadores y envenenadores, no ha distinguido gobierno alguno dado que todos los gobiernos, tanto nacionales como provinciales, abrieron de par en par las puertas para el saqueo. Recordemos nada más que en el gobierno anterior la ley de glaciares ratificada ahora por la Corte fue vetada, al mismo tiempo que la presidenta Fernández de Kirchner recibía y se fotografiaba con el presidente de la trasnacional.
Los movimientos antimineros están fundados en la decisión soberana y activa de los directos involucrados y afectados y, de esa forma, se ha impedido la cooptación y el desvío de los objetivos de tan enorme e importante lucha manteniendo siempre la independencia política. De esa manera se ha hecho posible frenar y/o entorpecer la concreción de los proyectos que contaban y cuentan con todo el peso y el poder de las instituciones del Estado monopolista en todos sus niveles. Sólo para tener una idea de la magnitud de esta luchas, debe tenerse en cuenta que Barrick Gold es la trasnacional minera que se dedica a la extracción de oro más grande del planeta; con 23 minas operativas diseminadas por el mundo, la región sudamericana aporta casi el 20% de la producción de la compañía a nivel mundial.
Contra esa clase de monopolios se está y se seguirá luchando dado que el fallo de la justicia, como siempre, deberá ser aplicado. Y la garantía para ello no la dará ninguna institución del sistema sino la vigilancia y el control que los movimientos ejerzan para que los fallos se cumplan.
Que la Corte haya decidido como decidió no es ningún obsequio; es una conquista producto de la lucha popular y servirá seguramente para que dicha lucha y las organizaciones de masas que la llevan adelante tomen nuevas fuerzas y avancen en el enfrentamiento contra el saqueo que pretenden estas corporaciones trasnacionales. Es esta una enorme victoria política del pueblo argentino que demuestra, una vez más, sus inagotables reservas y fuerzas contra las que el enemigo de clase debe enfrentarse. Y una ratificación que las batallas deben darse aun cuando el enemigo parezca y se presente como invencible.