En el gobierno de Macri una de las famosas frases en relación a los Derechos Humanos fue una definición bien grafica del perfil de lo que sería su gobierno, que por otro lado no sorprendió a nadie: “Voy a terminar con el curro de los Derechos Humanos”. De más está decir que lo que hizo fue un curro mayor con una fenomenal transferencia de exportación de capitales vía especulación financiera y el endeudamiento externo del país, que profundizo la explotación, el hambre y la miseria de millones de argentinos a costa de la ganancia para unos pocos. Es decir, la más flagrante violación de los Derechos Humanos.
Lamentablemente la vida oprobiosa de los pueblos, llámense hambrunas, súper explotación, no está contemplada en la formalidad y reglamentación de los organismos internacionales como la O.N.U. en relación a las violaciones de los Derechos Humanos.
Estos objetivos que se propuso fueron la constante de todo su gobierno y golpeó a todos por igual. Y ese también fue el contexto en cómo con una decisión de política del Estado prácticamente paralizó el cumplimiento e implementación de las Leyes Reparatorias a los presos y presas de la dictadura y demás sobrevivientes victimas del Terrorismo de Estado.
Donde es necesario aclarar que dichas Leyes Reparatorias son resoluciones internacionales que todas las naciones que son reconocidas como tal en la O.N.U. deben respetar, a riesgo de no ser más miembros del Consejo de Estado de las Naciones como lo es Argentina.
Debemos mencionar que estas leyes fueron producto de las luchas de los pueblos por los derechos humanos.
Las leyes reparatorias a las víctimas por violación sistemática de los derechos humanos en un gobierno de facto (una vez derrotado este) debe aplicarlas el mismo Estado. Es él el que tiene la obligación jurídica, ética y moral de reparar tanto económicamente, como así reivindicar a los perseguidos, asesinados o prisioneros. No es algo que caprichosamente se da por ocurrencia de un gobierno sea del signo que sea.
Pero no. Al Macrismo, más allá que lo que dictara la ley, su odio a los ex presos y presas, como a los sobrevivientes y sus simpatías con el genocidio lo llevaron a no cumplir con la ley y como no tenía ni justificación legal y menos política, se dedicó explícitamente a la dilación, chicaneos judiciales, extravíos en masa de expedientes, desmantelamiento de atención psicológica y psiquiátrica a compañeras y compañeros que vivieron situaciones aberrantes, como era el Centro Ulloa. Donde llegó el Ministerio de Justicia a afrontar gastos y costas judiciales muy superiores a los montos a pagar con tal de ser consecuentes con la decisión ideológica de esperar que se mueran los compañeros, de ganar tiempo. Ni hablar que la mayoría de los pocos casos que resolvió terminaron siendo liquidaciones fraudulentas. Así “resolvieron” en cuatro años de gobierno el 10% de lo que el gobierno anterior resolvía en un año.
Hasta aquí nada novedoso ni que nos tenga que sorprender. Con la salida del gobierno de Macri apareció en algunos compañeros la expectativa que la llegada del gobierno “nacional y popular” otros vientos iban a soplar en este reclamo. Dado que el caballito de batalla del kirchnerismo era no solo la condena al terrorismo de Estado, sino que bajo el manto y la leyenda de los “compañeros” que dieron la vida para tener la democracia que tenemos y bla, bla, se tenía casi la certeza que todo iba a cambiar.
Pero nada cambió. Muy por el contrario, con el “pase mañana”, este gobierno de Fernández dando muestras de su conducta de clase y siguiendo la misma línea que con los aumentos a los jubilados, terminó haciéndose el distraído. Donde no se movió ni un milímetro de lo que hacía la administración anterior, con la diferencia que te tratan de “compañero” y no de terrorista. Pero siguiendo la misma tónica que el gobierno anterior.
Al parecer son los encargados de terminar la faena, esperando que se mueran la mayor cantidad de compañeros posibles. Porque claro está que en general los compañeros son ya de la tercera edad, con su salud vapuleada por las torturas y largos años de prisión. Pero así y todo siguen engañando a las jóvenes generaciones hablando del pasado, con un discurso “progre” que en los hechos concretos está demostrando absolutamente las mismas políticas que el macrismo en esta materia.
Muestras categóricas de lo que aquí afirmamos sobran. Como por ejemplo causas (muy poquitas) que firmó el gobierno pasado pero que no se alcanzaron a liquidar. Este gobierno las mandó para atrás con el pretexto de revisarlas “no sea cosa que estén mal hechas y no les corresponda”…. Que no hay presupuesto por el “país que nos dejaron”, con pensiones resueltas apiladas en el ANSES sin hacerlas efectivas. Y ni hablar de Horacio Pietragalla (Secretario de Derechos Humanos) que ningunea a los organismos de ex presos y presas que no son afines al gobierno. Y así una lista interminable, como solicitudes de entrevistas a la Ministra de Justicia Marcela Lozardo, que duermen el sueño de los justos. En fin, los asiste en última instancia el poder que tienen y les da la dominación de clases, pero es nuestra conducta ideológica también de clase luchar por nuestros derechos.
Saquémosle la careta a estos señores. Como decimos siempre: todos los gobiernos leyeron a Maquiavelo. Pero este último lo supo interpretar a la perfección.