Los monopolios y su Estado

“El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, un Estado de los capitalistas: el capitalista total ideal. Cuantas más fuerzas productivas asume en propio, tanto más se hace capitalista total, y tantos más ciudadanos explota. Los obreros siguen siendo asalariados, proletarios. No se supera la relación capitalista, sino que, más bien, se exacerba.”(Federico Engels, Anti-Dühring, 1878)

Si a la cita mencionada se le agregara al término capitalista el adjetivo monopolista, bien podría ser un escrito de la actualidad y no de finales del siglo diecinueve.

En estos tiempos de ensalzamiento del Estado, vale refrescar ya no sólo la teoría sino la práctica concreta del papel que juega el Estado en manos totales de los monopolios. Vale aclarar que cuando mencionamos monopolios estamos hablando de capital transnacionalizado; inmensas masas de capitales de diverso origen que se concentran y centralizan como condición indispensable para su supervivencia, si no dejarían de ser monopolios aptos para intervenir en la economía. De allí que, aunque no lo desarrollemos en esta nota, se ratifica la inexistencia de burguesías nacionales que “defiendan” intereses nacionales. Lo que es lo mismo a decir que los monopolios y su Estado representan y defienden “su” exclusivo interés.

El pasado jueves 25 de junio la empresa Pampa Energía inauguró la central eléctrica Genelba, ubicada en la localidad de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires. En ese acto participó por teleconferencia el presidente Alberto Fernández, quien elogió efusivamente el “compromiso” con el país de la empresa. Del otro lado de la pantalla el titular de la misma, Marcelo Mindlin, otrora personaje demonizado por el propio Fernández cuando era candidato por ser uno de los empresarios notables del macrismo, sonreía complacido.

Los elogios presidenciales exaltan, como lo hace la burguesía monopolista siempre, la importancia de la inversión privada, la confianza en el país y demás tonterías. Que no serían más que eso si no fuera porque esa prédica mentirosa es creída por importantes sectores de la sociedad.

Pampa Energía es un monopolio dedicado a la generación, transporte y distribución de energía eléctrica. También posee importantes capitales en la explotación de gas y petróleo, a través de Petrobras. Actúa en Argentina, Bolivia, Brasil, Venezuela, Uruguay y Ecuador.

En Argentina, en lo que respecta a la energía eléctrica, controla el 100% de Transelec Argentina S. A., empresa que posee el 50% de Transener en asociación con el Estado.

CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista S. A.) es la entidad que gestiona el mercado mayorista de electricidad con el fin de proveer al Sistema Argentino de Interconexión (SADI). Esta sociedad está controlada en un 20% por el Estado Nacional; el otro 80% está representado por las empresas de generación, transmisión, distribución y por los representantes de los grandes usuarios.

Es decir que Pampa Energía que genera, transporta y distribuye a través de sus empresas controladas y/o asociadas con el Estado, tiene un peso más que importante en el directorio de CAMMESA.

¿Cómo se financia esta sociedad? ¿Con aportes de sus integrantes? ¿Con participación del Estado en las ganancias de las compañías participantes, como Pampa Energía? Pues no; la respuesta es con subsidios del Estado nacional.

En el mes de marzo, abril y mayo de 2020 el Estado ejecutó subsidios económicos a las empresas por 301.643 millones de pesos. De ese total, 130.320 millones fueron para CAMMESA.(1)

Este solo dato estadístico nos muestra que en los últimos tres meses solamente se subsidiaron a empresas como Pampa Energía en un equivalente a lo que el Estado destinó para el pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)(2)

Vale agregar que el citado informe referido a los subsidios indica que el 78,6% de los mismos a la energía los concentran CAMMESA y la empresa Integración Energética Argentina S. A. (antes ENARSA). Esta última sociedad en 2018, en la gestión de Aranguren como ministro de energía,  vendió la participación que tenía en Transener a… Correcto, a Pampa Energía.

El entramado de intereses entre el capital monopolista y el Estado es intrincado, difícil de desentrañar, pero siempre se termina confirmando que los monopolios son dueños del Estado, y no al revés.

Volviendo a la cita inicial de Engels, adaptada a estas épocas, viene a cuento para desentrañar el verdadero carácter del Estado.

El Estado moderno es el “capitalista (monopolista) total ideal”.

Tan total e ideal que permite a Pampa Energía, por ejemplo, “asociarse” a él para ratificar que su intervención en la economía es intrínseca a la función que cumple el Estado en la actualidad.

Las mentiras del populismo sobre que “el Estado somos todos”, o las fantasías del reformismo que desde el parlamento brega por “la estatización de las empresas con control obrero”, también no hacen más que ratificar que, como en todas las épocas, todo le es útil a la clase dominante para mantener oculta y confusa la verdadera esencia de su Estado y, por lo tanto, de su dominación.

 

(1) (https://www.opc.gob.ar/informes/analisis-de-la-ejecucion-presupuestaria-de-la-administracion-nacional-marzo-2020/) (https://www.opc.gob.ar/informes/analisis-de-la-ejecucion-presupuestaria-de-la-administracion-nacional-abril-2020/) (https://www.opc.gob.ar/informes/analisis-de-la-ejecucion-presupuestaria-de-la-administracion-nacional-mayo-2020-2/)

(2) (https://www.opc.gob.ar/informescovid/impacto-financiero-del-covid-19-al-23-de-junio-2020/)

 

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