El pueblo peruano en la escena del tablero

 

La movilización en las calles del pueblo peruano es la movilización más masiva de la historia de este pueblo hermano, de la que se tenga memoria. Los mismos manifestantes así lo expresan. Con consignas como “el Perú es del pueblo peruano”, “para combatir a la delincuencia primero hay que sacar a los delincuentes que gobiernan”, “9 lacrimógenas equivalen a un salario mínimo”,“la sangre derramada no será olvidada” y muchas otras que grafican la extendida desconfianza en las instituciones burguesas y el hartazgo frente a años de barbarie de un sistema que muestra cuán hondo ha calado la putrefacción y la crisis y cuán abiertas y decididamente opuestas son las demandas de vida digna que caminan por un carril de masividad.

La sucesión de gobiernos destituidos y removidos por las luchas intestinas a lo largo de los últimos 20 años han sido un rasgo distintivo de la crisis política entre las diversas facciones burguesas en Perú. Atadas a las componendas del poder con el capital transnacional en los multimillonarios negocios mineros, inmobiliarios y de la construcción, y también del comercio exterior, -todas ellas asociadas al saqueo del que sólo es capaz el capital monopolista y la casta de funcionarios del estado a su servicio-  han llevado al pueblo a una situación desesperante. Todo ello se condensa en estos días con el cambio de tres presidentes. Cambio que -dicho sea de paso- corre a cargo de la institución más repudiada por el propio pueblo, como es el parlamento. Que por más que pongan un nuevo personaje, con nuevo gabinete al frente del gobierno, ya no podrá disimular el veredicto popular que se expresa masivamente en las calles desde hace más de una semana.

La crisis política y la putrefacción institucional son tan profundas que hasta el mismo tratamiento frente al covid y la rígida cuarentena impuesta han sido tomados por la movilización como otro aspecto político que expresa el repudio generalizado.  Ya que la falta de recursos, la falta de insumos, la ausencia de políticas sanitarias y la mentirosa desinformación respecto a los fallecimientos y contagios pinta de cuerpo entero la total subordinación de todos los estamentos institucionales a las políticas de abandono de personas y de ausencia de derechos humanos más elementales del estado peruano sumados al constante deterioro de las condiciones de vida y trabajo.

Por otra parte, las declaraciones del respeto a la democracia y del respeto al marco institucional de la plana mayor del ejército chocan frontalmente con el marco represivo impuesto a las movilizaciones en las diversas ciudades del Perú. El pueblo peruano -que es la única fuerza social verdaderamente democrática- es a la vez la más reprimida por los “supuestos defensores de la democracia”. Sin embargo, la secuela de muertes, heridos, detenciones y desapariciones que ya existen en este momento no han podido doblegar la masividad del pueblo en las calles que, por el contrario, se ha multiplicado;  es permanente en las barriadas y en lugares céntricos.

Así están las cosas: por un lado, las instituciones burguesas corrompidas y putrefactas al servicio de los monopolios tratando de elegir un nuevo figurón que navegue en las aguas turbulentas de una crisis política. Su sola permanencia como instituciones augura que la crisis no solo se prolongará sino que además se hará más cruda y virulenta. Por otro la amplia mayoría del pueblo en abierta disputa contra toda esta putrefacción y haciendo extensiva la idea de que otra vez no se la vamos a dejar pasar, es decir condicionando de manera activa la perversa acción de la burguesía desde las calles y masivamente.

Si la destitución de Vizcarra intentó ser un gambito de dama para asegurarse la dominación del centro del tablero y llevar las cosas para otro lado, es decir para el lado que a la burguesía le conviene, no contaba con que el pueblo comienza a mover y ha copado el tablero, está en el centro del escenario poniendo su impronta en toda esta situación. Evadir esta trampa para instalar sus propias demandas es una movida de poder, y aunque no es aún el poder mismo en manos del pueblo, sí expresa que ya camina probando fuerzas, avanzando y posicionándose en un camino que es el único que hará posible llegar al jaque mate. ¡Viva la lucha del pueblo peruano!!!

 

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