Contra el ajuste y la precarización, más autoconvocatoria y democracia obrera

La burguesía con la excusa de la crisis que «trajo» la pandemia ha implementado viejas y nuevas fórmulas para precarizar las condiciones de trabajo en diferentes ramas industriales. En plena pandemia y cuando está vigente la prohibición de despidos decretada por el gobierno, las empresas dejan en la calle a familias enteras condenándolas al hambre y la desocupación. Una muestra más que donde «manda capitán, no manda marinero», donde los monopolios son el capitán y los políticos de todo color, los marineros.

Se pagan salarios muy bajos y con altas cargas horarias por mes. ¡Son salarios casi de indigencia!

Los trabajadores por agencia vamos de un lugar a otro, con contratos basura y con la presión de hacer todo lo que se nos exige, hasta poner en riesgo su propia vida, como hemos lamentado la pérdida de hermanos de clase en distintos lugares de trabajo a lo largo y ancho de la Argentina.

La burguesía junto a su gobierno, instituciones y centrales sindicales a la cabeza (CGT-CTA) son responsables del flagelo de la precarización laboral que viene de los años 90 con las leyes del menemismo y no se han tocado.

No existe posibilidad de revertir tal situación dentro de los márgenes legales que nos imponen, formas de organización que deben ser propias de nuestra clase que hoy se manejan dentro de las reglas de juego que nuestros verdugos y patrones han arreglado. Las experiencias más recientes de autoconvocatoria nos marcan el camino a seguir, nos ponen nuevos desafíos.

Para enfrentar la precarización y el intento de ajuste es necesario que la clase obrera, mezclando juventud y experiencia histórica, haga nuevas experiencias valga la redundancia.

Autoconvocatoria y democracia obrera van de la mano, son expresiones necesarias para ir canalizando la bronca acumulada por abajo y guiarla hacia nuevos horizontes.

No es el camino más corto ni el más fácil, es el único camino posible porque las actuales formas de organización no representan los intereses inmediatos ni históricos de nuestra clase.

A la frase “el sindicato es un mal necesario”, muy escuchada en los pasillos de las fábricas hay que desterrarla, lo necesario es acumular fuerzas donde las obreras y los obreros empecemos a ser protagonistas y no un convidado de piedra.

No hay fórmulas, pero si experiencias concretas que marcan el camino a seguir, donde en cada lugar las vanguardias activas, trabajadores y trabajadoras inquietas, deben usar la creatividad para ir dando pasos concretos en la experiencia y hacerla masiva. Es una necesidad de toda la clase obrera.

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