La verdadera cara del ajuste en Acindar

“Los operarios de Trefilado de Barras queremos comunicarles una serie de situaciones que están pasando en el sector y que nos llena de preocupación. Ya que entendemos que estamos ante un posible vaciamiento de la planta. Corriendo riesgo los 35 puestos de trabajo actuales”

Así comienza un volante repartido en la puerta de entrada de la siderúrgica del sur santafecino, denunciando el posible vaciamiento del sector trasladando su producción a otras plantas de la red Acindar, donde los compañeros reciben un sueldo de casi la mitad (el básico de la UOM está en $ 55.000 cuando en la planta madre de Villa Constitución está en $ 90.000).

Y sigue: “Desde que se desató la pandemia, en marzo del 2020, venimos teniendo problemas en el sector por falta de personal. A esto se le suma las diferentes ausencias por contagios efectivos y aislamientos por contactos estrechos. Desde allí es que nuestro pedido constante es el ingreso de personal, ya que esto derivó en que las ausencias se cubran con extras, aumentando el riesgo de lesiones.”

Si a esto les sumamos la baja de contratos en diferentes sectores (de compañeros contratados de hasta 7 años de antigüedad), la falta de cobertura efectiva de compañeros que se retiran jubilados, cubriendo los puestos con contratos que son eternos, la movilidad entre los trenes de laminación de los compañeros contratados (acuerdo firmado entre la empresa y el gremio cuando la planta estaba cerrada en los comienzos de la pandemia), he incluso el cierre de sectores manejados por compañeros de empresas contratistas y el posterior traslado de la producción a otras plantas del grupo muestran claramente la cara del ajuste.

Cuyo comienzo (o expresión más clara de esto) fue el acuerdo cerrado en el 2016 entre la empresa y el gremio para achicar un 20 % del personal propio en Colada Contínua y el ajuste que se llevó adelante en las empresas contratistas (que incluyó retiros “voluntarios”) de un 30 % del personal en los años siguientes.

Claro que estos ajustes chocaron de frente con la posición de los compañeros, que, mediante medidas de no cobertura de puestos, no capacitarse en los puestos faltantes o directamente, frenando la producción, fueron revirtiendo ese proceso.

Esto llevó a que hoy, por ejemplo, en Colada Contínua tengan un plantel de contratados que incluso en número supera al plantel que había en el 2016, y en las empresas contratistas, se hayan cubierto muchos de los puestos que habían dado de baja.

En esta nueva vuelta de tuerca de los monopolios, que en complicidad con los gremios y la anuencia del Estado intentan llevar adelante este nuevo plan de ajuste, nuevamente se encuentran con la decisión de los trabajadores.

Con asambleas, paros, quite de colaboración y diferentes medidas buscan unificar sectores y plantas les están poniendo un freno.

Los planes de los monopolios nuevamente chocan de frente con la decisión de los trabajadores de no dejarlos avanzar ni retroceder un centímetro en la defensa de sus derechos.

Unificando luchas, uniendo sectores tomando medidas en conjunto, obligando a los monopolios a rever sus planes, pero entendiendo que esto no termina acá. La lucha es contínua en la defensa de nuestros derechos y por la conquista y avance de nuestras demandas.

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