La burguesía prepara con la CGT un supuesto «pacto social» porque ve que la clase obrera no duerme

Días pasados todos los medios masivos dieron cuenta de la reunión en la casa de gobierno del presidente Fernández, con casi la totalidad de los gordos de la CGT. Con bombos y platillos se dijeron varias cosas que resaltaremos como las centrales, más allá del cumplimiento económico que “venía retrasadito”, donde ya se hablaba en los pasillos de la CGT de morosidad por la promesa no cumplida de 11.000 millones de pesos para compensar los gastos de movilidad por discapacidad en las obres sociales. Ya se cumplió un adelanto de 7.000 millones y todos comieron perdices en la rosada.

Pero hay cuestiones como las palabras del presidente Fernández y los laberintos que hay que leer atando cabitos sueltos. Hay mar de fondo y es a dónde vamos con esta nota.

Por ejemplo, dijo el Presidente “No saben la tranquilidad que me dan que la CGT me banque” y que “La CGT es muy importante para nuestro proyecto político”.

O manifestaciones no menores, no sólo por lo que se dice sino porque las dice Cavallieri: “Necesitamos hacer un acuerdo político y social para la pos pandemia, en caso contrario, las soluciones a los problemas serán muy difíciles de alcanzar”.

Esto sumado a que en los próximos días el gabinete económico ira a la “central obrera” para dialogar sobre “cómo favorecer el empleo y la productividad” … Todo esto nos da una pauta de dónde están centradas las preocupaciones de la burguesía y todas las líneas de su ejército.

Y se suma un condimento de quien está moviendo los hilos para alinear y cohesionar la política oficialista. Donde obviamente Cristina dio la veña y una señal clara de pasar de una política de no diálogo con los gordos a la orden para que esta reunión oficial se realizara.

Primero se reunieron Máximo Kirchner y Wado de Pedro con los cuatro más importantes: Daer (SALUD) Gerardo Martínez (U.O.C.R.A.), Andrés Rodríguez (U.P.C.N) y José Luis Lingeri (O.S.N.).

Vale preguntarse -ya que estamos- en donde quedará para estos casos el “se viene la derecha”. En fin, son zonceras…

Lo más divertido es que primero se hizo pública la reunión oficial del Presidente con la C.G.T. cuando en realidad primero se reunieron Máximo y Wado, los protagonistas que armaron la movida de este circo.

Pero estas maniobras palaciegas en realidad son una preparación de la política para el futuro inmediato por el gran temor que tienen los monopolios que no se pueda lograr avanzar en la apertura pos pandemia en los objetivos de “crecimiento”.

Se parte del tremendo ajuste que ya le aplicaron al salario en nuestro país, con lo que están sumamente felices, pero a la vez preocupados porque ajuste no sólo significa salarios bajos sino más productividad. Y para ello lógicamente necesitan gobernabilidad, es decir, una estabilidad sin conflicto.

Pero ¿que está viendo la burguesía entonces? ¿Que esto no es así?

Y nosotros coincidimos en ese pensamiento con la burguesía. Hay un mar de fondo donde si bien es cierto que nuestra clase obrera está en la resistencia, donde surgen momentos que hay quietud y que aparentemente no pasa nada, surge por ejemplo lo de los docentes salteños. O casualidad una lucha con una masividad tremenda al igual que las tres o cuatro luchas provinciales que se dieron con la pandemia, en un contexto de niveles salariales que no pueden sostener la subsistencia mínima de ningún hogar.

Nos comentaba una obrera textil: “nos están pagando 85 pesos la hora”… Sí, leíste bien: 85 pesos la hora. Y si desentrañamos los sueldos y lo vemos por hora, millones de trabajadores ganan eso.

Los monopolios están haciendo el esfuerzo de alinear a toda su tropa porque saben que hoy en nuestro país si los sindicatos algo calan en la clase obrera es sólo por temor, porque son verdaderas Gestapo dentro de los establecimientos (y las izquierdas o “progres no cantan tan desentonados”).

Pero que en el fondo son odiados por la clase obrera porque existe la conciencia que no pertenecen a trabajadoras y trabajadores. Por eso crece la autoconvocatoria y organizada cada vez más. Eso es lo que se viene en el marco de una resistencia que puede sorprender. O, mejor dicho, que no nos tiene que sorprender. Por el contrario, hay que alentarla, generarla y custodiarla contra todo tipo de arribismos y oportunismos. La masividad y el odio a los aparatos lo garantiza.

Sí señores burgueses, coincidimos, estamos haciendo la misma lectura de la lucha de clases.

Ustedes muevan sus piezas, el proletariado y los miles de destacamentos revolucionarios moveremos las nuestras. Y para muestras basta un botón: el rechazo a estas elecciones es la demostración más contundente, es la movida de las torres, alfiles y caballos de nuestra clase obrera y el pueblo que no es tonto como al parecer ustedes se creen.

Que el oficialismo y todo el arco electoral garchen tranquilos y hagan sus fumatas, que cuando despierten de sus lujurias burlonas, de los males que nos aquejan y que ustedes generan, comprenderán el desprecio y odio que nuestro pueblo les tiene.

Sumado a las ansias de justicia frente a tanto oprobio y dolor que provoca su dominación.

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