El Sr. Milei, economista y pre candidato para formar parte del parlamento, ha frecuentado todos los medios masivos de difusión, sobre todo, la televisión.
En todas las oportunidades hizo campaña anticomunista acusando de serlo a muchos políticos burgueses, incluso a Larreta quien, al escucharlo, nos imaginamos que debió haber sufrido arcadas. No ha perdido oportunidad para denostar a Cuba y a Venezuela identificando a ambos países como si fueran expresiones de una idéntica realidad. ¡No se confunda ni quiera confundir Sr. pre candidato!
Para respaldar tal acusación hace siempre un paralelismo entre la vocación de control, desde el Estado, sobre la economía. El mecanismo que utiliza es asociar el control de precios, exportaciones, paridad del dólar peso, y otras variables, con un ejercicio dictatorial.
Para él, la dictadura y el comunismo son lo mismo. Dice: hay un dictador o un Estado que limita la libertad y avanza hasta convertirse en dictadura total. Se hace como el que no sabe y se lo recordamos nosotros, el comunismo o socialismo pleno es la sociedad sin Estado formada por productores libres. Por las dudas, le recordamos que del capitalismo es imposible pasar al comunismo.
Pero volvamos al inefable personaje quien se define como liberal libertario, y dice que es amante de la libertad. Para él, el capitalismo es libertad, pero los políticos de los partidos que han gobernado el país, sobre todo los últimos años, no han aplicado la fórmula del liberalismo consecuente y han desbarrancado hacia el autoritarismo.
Canta loas a la competencia y al libre juego de los mecanismos propios del sistema, y califica de incapaces, poco inteligentes y torpes a quienes pretenden interferir en dichos mecanismos y los acusa, por esa práctica, de ser quienes provocan la inflación (a la que atribuye su origen a un problema monetario), la falta de producción y puestos de trabajo, la caída de los salarios, el aumento de los precios, etc.
Milei, con ello, nos dice que todo lo vivido por el mundo y nuestro pueblo en particular durante los siglos que lleva el capitalismo en el mundo ha sido un error de quienes han estado al frente de los gobiernos y que, si se siguieran sus convicciones liberales y libertarias, nuestro país se podría enderezar hacia un futuro pletórico de felicidad y abundancia. ¡¡Excelente!!
Tuvo que llegar un hombre como el susodicho, genio de las “ciencias” burguesas económicas, para explicarnos que, en realidad, el capitalismo es excelente, pero lo han manejado mal porque, en verdad, no necesita este sistema que nadie lo maneje.
Pero a él no le importa mucho lo que puedan pensar sus pares burgueses sobre sus “razones” cargadas de histrionismo si todo sirve para hacer campaña anticomunista.
¿Pero… a qué viene el anticomunismo acérrimo de Milei?
¿Qué ve el Sr. Milei que el resto de su clase no parece ver?
Y decimos “no parece”, porque creemos que hay muchos burgueses que ven lo mismo que Milei pero no lo dicen, porque no hay lugar, espacio político ni consenso social para escupir dichos similares a los descerrajados por el personaje.
A pesar de su autodenominada “inteligencia” superior, el patético economista, no ha aprendido el ABC del sistema capitalista que consiste no sólo en reproducir un modo de producción, distribución, intercambio y consumo que, a todas luces es caótico, injusto, desigual, guerrerista, asesino –sobre todo de los más indefensos (ancianos y niños), expulsor de masas de personas, destructor de la naturaleza, degradante de la condición humana, fomentador de la mayor riqueza de unos pocos a costa de la enorme pobreza de las mayorías, y podríamos seguir hablando de las “virtudes” que reparte, sino por sobre todo, en el sometimiento a las mayorías para sostener el poder y perpetuarlo. Aquí muestra su cómoda posición de observador y crítico mas no de sostenedor del sistema.
Esto sí, lo han aprendido los actuales magnates y gobernantes que están al frente de las decisiones en todos los países y del nuestro entre ellos. Y no hablamos de talentos, hablamos de sometimiento, a través del Estado, de grandes masas. Todos saben que el sistema tiene contradicciones insalvables y que el sometimiento se logra con engaños (que es la mejor forma de gobernar) o con represión cuando las masas salen a conseguir lo que les corresponde que no es poco ya que los trabajadores somos quienes todo lo producimos.
También todos los burgueses conocen que, desde sus primeras crisis de superproducción, los famosos cracks económicos que se produjeron a causa del caos del sistema, los gobiernos debieron intentar controlarlo, aunque los mismos fracasaron y fracasan uno tras otro, porque la propiedad privada capitalista, la ganancia y la competencia que tanto adoran los liberales no pueden regularse debido a la irracionalidad del mecanismo en que unos pocos gozan de lo que crean las enormes mayorías.
Y ello lleva a una espiral sin fin debido a la competencia cada vez más aguda en donde hay ganadores y perdedores.
A pesar del Sr. Milei, ninguna libertad puede asociarse a la propiedad privada capitalista ya que, precisamente en esta, está el freno para la resolución de los problemas que genera este sistema caótico.
Pero Milei sale al cruce tratando de esconder el miedo que lo paraliza y lo vuelve histérico al punto de querer boxear en T.V., con sus opositores, porque ve que la resistencia de la clase obrera, aquella que el capital explota y debe explotar aún más para producir sus ganancias, da síntomas inequívocos que resiste cada vez más activamente a la sed infinita de súper explotación burguesa.
Tan presente tiene el Sr. Milei a la sentencia del científico y revolucionario Marx cuando dijo que el capitalismo crea a su propio sepulturero, la clase obrera, que su irracional miedo (tan irracional como el sistema que defiende) le hace creer que el resto caza bichitos mientras él avisa que el peligro es comunista, que acecha y que no hay que dormir pues en cualquier momento el monstruo puede despertar.