Las horas y días posteriores luego del mazazo que recibió el gobierno de los monopolios en las recientes elecciones de las PASO no se han caracterizado justamente por ser tranquilos o mesurados.
Evidentemente, la profundización de la crisis política de la burguesía que ha sido generada por el golpe que les dio el pueblo trabajador con lo que tuvo a mano, es bastante más severa de lo que muchos podían prever.
No es nuestro caso. Basta recorrer algunos artículos de esta misma página para ver lo que decíamos.
Más allá del revuelo con que todos los medios de desinformación nos vienen bombardeando por estas horas, en donde “se les va la vida” para saber si el Fernández presidente se queda o no con la Fernández vicepresidenta, los revolucionarios y las revolucionarias no tenemos ni que meternos en esas internas y esas disputas por arriba.
¿Sabes por qué? Porque la situación de millones de compatriotas es realmente desastrosa, cada vez con mayores penurias y serios problemas que abordar, mientras esta manga de impresentables hace de esas disputas “el eje” de la vida política de nuestro país. Algo que no tiene nada que ver con lo que debemos resolver en el día a día respecto a nuestras necesidades, por supuesto.
En este contexto de crisis política que mencionamos, los monopolios “no duermen”.
Hay tres temas que se metieron como si nada pasara en “la agenda” por estos días, que reflejan cómo la maquinaria monopolista tiene muy claro cuáles son sus objetivos, más allá de los vaivenes políticos para ver quién queda mejor posicionado para aplicar sus planes desde el gobierno.
Uno de ellos, que salió del ministerio de Economía en manos de Martín Guzmán, es el proyecto de Presupuesto 2022 (que todavía no es público, pero ya se conocen sus trazos principales), una “ley de leyes” en donde ya se consideran cifras de inflación del 45% para el año que viene. Se ve que la “balacera” que ronda la cabeza del ministro por estas horas no les han impedido avanzar con más ajuste y postergaciones para el pueblo, siempre haciendo los deberes con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por supuesto.
El otro tema (que tampoco es público aún) y que también se presentó desde el ministerio que regentea Guzman es un proyecto de reforma a la Ley de Hidrocarburos. Este notable “acontecimiento” contó con la presencia del mismísimo presidente.
En resumen, una “reforma” de la ley que busca un retorno a la «lógica» de los 90: producir para exportar a full (con todo lo que ello implica), con una mayor disponibilidad de acceso a las divisas y generando mayores facilidades financieras bajo el paraguas de “captar inversiones en Vaca Muerta” durante los próximos 20 años, favoreciendo a los grandes capitales del petróleo y la energía.
Por último, Martín Losteau presentó un proyecto de ley para establecer un Fondo Nacional de Cese Laboral, que en su artículo 1° se propone “garantizar la acreencia de los trabajadores y las trabajadoras al momento de producirse la extinción del vínculo laboral y reconocer derechos adicionales a otros modos de extinción del vínculo”.
En definitiva: un proyecto de ley para eliminar las indemnizaciones por parte de las empresas. Otro golpe al bolsillo del pueblo trabajador en beneficios del gran capital.
Estos tres ejemplos expresan lo que mencionamos al inicio de este artículo; y constatan de alguna manera que toda la superestructura política está leyendo mal la situación política: le están echando más leña al fuego al descontento y la bronca que viene desde abajo, las cuáles dieron su cimbronazo el domingo pasado.
Pero más allá de las valoraciones políticas que podamos hacer, lo que está claro es que mientras dirimen sus internas, los monopolios siguen adelante con sus planes. Como pueden y de arrebato, pero como siempre, con proyectos que buscan favorecerlos aún más.