¿Incertidumbre?

No es para menos. Son horas amargas para el pueblo.

Esto es capitalismo. Un sistema que “ofrece” caos.

Los ideólogos del sistema no vacilan en denostar otra salida que no sea más capitalismo. Desde ya que la salida socialista es bombardeada desde los más altos centros del poder y para ello hasta utilizan la palabra “socialista” para caricaturizar a ciertos países y personajes que se auto titulan de progresistas o izquierdistas.

En estas horas de presión social se conjugan varios aspectos.

Los pocos pesos que representa el salario se “queman” ni bien se cobra. ¿Describir la inflación? ¡La vivimos! Y con ello es suficiente.

El sistema capitalista, el actual Estado en manos de la clase burguesa ha provocado décadas y décadas de dolor profundo, estructural. El capitalismo expone a la clase obrera y al pueblo al juego de la “ruleta rusa”.

El sistema capitalista engendra resultantes como las de hoy. ¿Incertidumbre? ¡Sí! Pero es algo más que ello: un sistema que nos “garantizará” (con Certidumbre, con mayúsculas) mayor profundidad en el deterioro de nuestras vidas.

Por abajo se viene ampliando la protesta. La calle se va ganando de una u otra forma. Se conjugan múltiples necesidades y se responde con crecimiento de la protesta, del mal humor, se lucha. A veces se gana y a veces se pierde, pero la tendencia que se viene marcando es al alza.

La situación aprieta y en particular la clase obrera industrial va irrumpiendo y lo hace en diversidad de expresiones, formas y métodos.

Es en este sinuoso camino de resistencia en donde la lucha por conquistas y reclamos se va extendiendo. Pero la clase obrera debe desplegar su experiencia acumulada en años profundizando y generalizando su independencia política.

Y en ello va consigo las organizaciones políticas independientes que tienen intereses antagónicos con la clase burguesa que tiene el poder del Estado y utiliza el engaño y la represión para sostener este sistema injusto y de explotación.

Hoy hay vacío político, hay incertidumbre para el pueblo, pero la burguesía tiene el poder.

Lo sostiene con el engaño, con un sistema democrático “representativo” en donde el pueblo le delega al “zorro” la llave del “gallinero”. Décadas y décadas de ladrones de alto vuelo puestos a dedo por las grandes corporaciones que concentran riqueza y poder.

Hablamos de multiplicar la resistencia con independencia política en la diversidad de reclamos que surgen de la injusticia y la crisis del sistema capitalista. Independencia política que exige de organizaciones políticas en diversos planos que vayan teniendo el norte preciso de la lucha por el poder y el socialismo.

Son momentos en donde hay que elevar la conciencia política del por qué no nos limitamos a la lucha económica. La clase obrera que lo produce todo debe intervenir en el plano político para alentar a toda la sociedad sufriente a entablar el desafío de construir una nueva sociedad.

Repetimos: el capitalismo es fracaso tras fracaso. Generaciones perdidas (y las que se perderán) si la clase obrera no lucha en el plano político por el poder.

Y es en este razonamiento en donde la asamblea generada en la base se transforma en una herramienta política de disputa hoy. Es la base de todo el fundamento de la democracia directa que ya no delega en representantes sino ejerce el poder de la mayoría a través de la participación directa de lo que se trate.

En estas horas tan dolorosas, la clase obrera debe politizar la actual situación, ocupar ese vacío en el arriba y a la vez debe profundizar su reclamo allí en donde duele al poder burgués.

Aferrarlos al terreno del abajo, apretarlos en donde nos sentimos fuertes y afianzar la organización asamblearia en sus diferentes planos, en donde de hecho se rechazan las viejas metodologías burocráticas que “delegan” en los traidores y burócratas nuestros reclamos.

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