Así huían obreros y obreras de la fábrica FoxConn, principal armadora de Iphone en el mundo.
Si bien el planeta se encuentra al borde de un nuevo colapso financiero, y la recesión ya es un hecho en las principales economías, hay otros factores que dificultan la salida de la crisis de superproducción para la burguesía: los cortes en la cadena de suministros.
Este hecho conocido por todos en la gran industria, es sistemáticamente ocultado en los medios de comunicación, pretendiendo asignar como causas de las paradas de fábrica otros factores que nada tienen que ver. Por ejemplo, durante el conflicto del neumático, la burguesía salió a instalar que la industria automotriz había tenido que detener su producción debido a la “intransigencia sindical”.
Pero la realidad fue muy distinta. Si bien es verdad que la falta de neumáticos puede haber afectado algún eslabón de la cadena de manera menor, las paradas de producción que sucedieron durante esos días, y que continúan de manera intermitente hasta hoy, son por atraso en las entregas de todo tipo de autopartes. Butacas, torpedos, volantes, componentes electrónicos… de todo.
Estos problemas se suceden en todo el mundo, y no tienen nada que ver con la falta de divisas locales –cuya disponibilidad estas empresas tienen garantizada- sino con problemas productivos.
Pero ¿A qué se deben estas interrupciones en las entregas?
Este es el gran secreto a voces. Por momentos se le echa la culpa a la guerra en Ucrania, por momentos a la guerra comercial, por momentos al COVID19. Nunca se habla de la clase obrera.
Lo sucedido hace diez días en la planta de FoxConn, uno de los mayores fabricantes de Apple en el mundo, es un ejemplo que, por la magnitud que tiene, despeja muchas dudas.
Apple fabrica en China el 95% de su producción. En Zhengzhou, este del país, concentra sus principales operaciones. Allí opera FoxConn, la principal ensambladora de Apple en el mundo. En materia sanitaria, el gobierno chino sostiene una política de “cero COVID”, o por lo menos ese es el eslogan para continuar aplicando asilamiento estricto.
Hace pocos días, los casos de COVID en la ciudad empezaron a dispararse, por lo que se volvió al sistema de aislamiento total y se cerró la ciudad. Como todo, una cosa es “el bicho”, otra cosa son las medidas de contingencia (cuarentena, aislamiento, distanciamiento, etc.) y otra cosa es cómo lo utiliza la burguesía, en función de sus prioridades, que no son la vida humana. Así que directamente encerraron a las y los trabajadores en los dormitorios de la fábrica (sí, duermen en la fábrica) para que continúen produciendo. Estamos hablando de una fábrica de miles y miles de trabajadores. Algunas fuentes hablan de 200.000 obreros, otras de 300.000.
De por sí, los ritmos de explotación y opresión son impresionantes. Los intentos de suicidio son cosa cotidiana, tan así que los departamentos de la fábrica, por ejemplo, tienen redes “antisuicidio”.
Con estos niveles de explotación, y en plena salida del nuevo Iphone 14, miles y miles de obreros y obreras abandonaron la fábrica, saltaron las vallas del predio, y emprendieron el regreso a sus pueblos natales, a pie. Se estima que al menos la mitad de los obreros escaparon. En las calles de Zhengzhou, y en los pueblos de la región, las masas le acercaban a los “desertores” agua y alimentos para su larga marcha.
La burguesía, los medios de comunicación, presentan el hecho como un fracaso de la “política cero COVID” del gobierno chino. Dicen que el éxodo de trabajadores se dio en un contexto en el que los casos de COVID en la fábrica empezaron a crecer, que las y los trabajadores “entraron en pánico” y tomaron la “drástica decisión”, como si fueran una masa ignorante cual película apocalíptica.
Pero quienes somos clase obrera, sabemos que la realidad es muy diferente. Las y los obreros de FoxConn abandonaron el trabajo como forma de protesta, porque los encerraron para garantizar la continuidad de la producción, en un momento clave de los negocios para la burguesía, con un nuevo modelo lanzado al mercado y en la previa a las fiestas de fin de año.
La clase obrera de FoxConn sintetiza la rebelión que se vive por abajo, el trabajo a desgano, el “así no queremos seguir viviendo”. Es esa lucha de clases “silenciosa” que en Zhengzhou rompió el silencio en un grito de dignidad. Sin una organización visible capaz de enfrentarse al capital con otras herramientas, es verdad, pero con la firme determinación de que no se quiere seguir viviendo bajo estos sistemas de explotación capitalista.
Para incentivar la vuelta a la producción, FoxConn cuadruplicó los bonos de producción. De todas maneras, el éxodo quedará grabado en la historia como un nuevo escalón en la lucha de clases para este período de resistencia obrera.
Así descartaba la empresa las pertenencias de las y los obreros que abandonaron sus puestos de trabajo