La situación de los metalúrgicos, al igual que el resto de los trabajadores en el país es terrible. Padeciendo la inflación que destruye su poder adquisitivo cada vez más y con paritarias que corren siempre atrás de la zanahoria.
Por eso desde octubre en Acindar Villa Constitución, 2 meses antes de la revisión prevista, los ánimos que se habían “momentáneamente” calmado por las nuevas “cuotas” de aumento empezaron a caldearse nuevamente.
Los reclamos les caían cada vez más a los representantes gremiales locales, que habían acordado meses antes un pago de horas extras en franco al 400%, como “solución” al reclamo, con medidas de fuerza que habían encarado los compañeros por el impuesto a las ganancias.
Acuerdo que solo le garantizaba la continuidad laboral a la empresa, ya que los compañeros, en su afán por llegar a fin de mes, prácticamente estaban obligados a hacerlas, ya que con el sueldo pelado arañaban ¾ partes de la canasta familiar.
En este contexto, nuevamente el reclamo por paritarias se empezó a generalizar (importante destacar que el secretario de la seccional forma parte de la “nueva y renovada conducción de la UOM nacional).
Con los porcentajes puestos “sin consultar con nadie” los compañeros empezaron a presionar a la C. Interna y C. Directiva, en cada comedor, en cada cruce, o por todos los medios, para que se resuelva de inmediato (si no era a nivel nacional, que sea a nivel local, donde Acindar está produciendo sin parar, “que pongan la plata ahora, después vemos cuando arreglan a nivel nacional”).
Esto creció tanto que se vieron obligados a hacer primero una asamblea con parada de equipos en PIIA, prácticamente la mitad de la planta, donde están todos los trenes laminadores, donde los cuestionamientos fueron muchos, incluso sobre otros temas no resueltos aún, y donde se tomó el compromiso de parar Acería, el sector más sensible para la empresa.
Claro que eso fue una puesta en escena, apostando a que se resolvería antes.
Pero los cuestionamientos siguieron y se profundizaron.
En la medida que pasaba el tiempo y los compañeros empezaban a hacer números, se iba comprendiendo que los porcentajes que se estaban pidiendo, tenían como base el sueldo de marzo, por lo que de un 11% que se pedía para diciembre, por ejemplo, el aumento real era de 6 % al sueldo de noviembre.
Estaba claro que era una forma más de robarnos, de achatar nuestro sueldo.
En las paritarias en cuotas que acuerdan empresarios y burócratas, los porcentajes se acuerdan al sueldo del inicio de las paritarias, no son acumulativos, al contrario de la inflación, y de los propios productos que producimos y que estas empresas venden, cuyos aumentos si son acumulativos y con los cuales perdemos paritaria tras paritaria.
Por todo esto se vieron obligados a hacer otra asamblea, en Acería, algo que venían esquivando… Lo hicieron en medio de una parada (cosa que los mismos compañeros les cuestionaron) “acordando” hacer una nueva la próxima semana, esta vez sí parando los equipos desde el gremio.
En el medio están las reuniones con las Cámaras, donde mañana lunes 5 de diciembre se va a realizar una nueva, de la cual, si no se llega a un acuerdo, se realizaría un paro el día miércoles, sin acatar la segura Conciliación Obligatoria que va a dictar el ministerio.
Es importante destacar, que la posición de “NO RESPETAR LAS CONCILIACIONES” salió de las diferentes asambleas que se fueron dando en los sectores por las discusiones paritarias anteriores, como respuesta de los compañeros a la burla de todos los años, a los “amagos” de paros que nunca se concretaban.
Estas posiciones fueron ganando entidad en toda la planta, por la persistencia en el debate de los compañeros y a la luz de todas las experiencias que fue dando la clase obrera en los diferentes sectores, como respuesta y hartos de los acuerdos Gremio-Empresa-Estado que, ante cualquier medida de fuerza, ponen la “conciliación” sobre en la mesa.
Pero como conocemos el paño y no creemos en lucecitas de colores, el planteo que hoy recorre la planta de Acindar Villa Constitución es que, si no hay acuerdo, la medida de fuerza se va a dar igual.
O bien el paro (que tendría que ser nacional), o bien una movilización al frente de la planta que congregue no solamente a los trabajadores de la planta, sino también a los trabajadores de empresas contratistas, talleres, y de otras empresas de la zona.