El Che y las referencias políticas que hoy se van fogueando


“Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!” (Fidel Castro 18 de octubre del 1967).


Quizá quien esto lea se sorprenderá que justo en este momento complejo de la vida nacional e internacional en este artículo no abundemos en temas candentes como la devaluación de ayer, las elecciones de la próxima semana o el conflicto en Medio Oriente, entre otras cosas importantes que suceden.

Pero a veces, si no hay “remansos” en la lucha de clases “hay que crearlos”. Y qué mejor que sirvan para ir encontrando “agua debajo de las piedras”.

Las y los proletarios de nuestro país van a sus tareas (trabajadores y trabajadoras que cada día asisten a sus empresas sacrificando su vida, soportando medios de transporte que provocan espanto, salarios basura, condiciones de trabajo insoportables, exigencias de una productividad rayanas con el apriete… En fin, son esos trabajadores y trabajadoras los que hoy emulan al Che en nuestro país, nuestros proletarios de hoy son como el Che: sacrificio, dignidad, humanidad.

Hay que ser como el Che para sostener ese dolor. Es una “procesión” que va por dentro y que acumula el odio de clase, que se sostiene ante tanta barbarie capitalista y que va amasando (a pesar de todo) una esperanza de cambio que se perfila en una resistencia que acumula en una dirección correcta.

El Che era un referente político e ideológico que el pueblo de la revolución cubana jamás lo llevó al “bronce”. El Che era de carne y hueso y se destacaba por luchar por una vida digna. Pero ese Che, que no era de bronce, tiene mucho que ver con muchas cosas que la lucha de clases nos está brindando.

Queremos resaltar la aparición de nuevas camadas de referentes políticos del proletariado que reúnen muchas virtudes de líder revolucionario. Aparecen esas referencias individuales y colectivas que tienen la virtud de estar bien pegadas a las necesidades de nuestro pueblo. No solo no se despegan, sino que muchas de ellas y en crecimiento se referencian desde la lucha. Y comprendiendo ya la necesidad de una independencia política de hecho, intuitiva, que se van asociando con las políticas revolucionarias.

Hay que comenzar a leer este fenómeno que no se repetirá como un calco de viejas experiencias. pero esas referencias comienzan a pesar en las fábricas, en los barrios en las escuelas, son Referencias en proceso de nacimiento y acumulación. Pero lo más importante es que ya existen y no muchas veces le prestamos atención.  Por allí y desde bien abajo los caminos de unidad se van abriendo experimentando.

Hay muchos Che, “un adelantado a su época” decía Fidel. Nos toca a las y los revolucionarios abundar en ese Che, pero en esta época. Detrás de cada “rebelde” al sistema hay un Che que cuando enfrenta las injusticias ve un mojón de la dignidad humana.

¿Faltan referencias? Si, por supuesto. Pero ya comienzan a aparecer, a dar los primeros pasos de lo nuevo que la sociedad necesita. Son años de resistencia del proletariado y esos años no han pasado en vano. Aunque en la superficie no se aprecie aún el odio de clase que se ha enraizado sobre todo en la clase de vanguardia.

Ser como el Che es abrazar la rebeldía que las avanzadas están llevando a cabo en un proceso que todos sentimos como complejo. Y seguir trabajando conscientemente para profundizar y ampliar esas referencias respetadas por nuestro pueblo.

Compartí este artículo