Un aspecto de la dialéctica que todo proletario debe reflexionar


 «Por su naturaleza, el conocimiento humano es capaz de darnos, y nos da en efecto, la verdad absoluta, la cual está integrada por una suma de verdades relativas.» (en «Materialismo y empiriocriticismo», V.I. Lenin)


Recomendamos detenernos en esta frase para ir reflexionando sobre cómo aplicar otra forma de pensar en lo ya establecido.

Y a la vez ir asimilando este aspecto del materialismo dialéctico que es una herramienta fundamental del proletariado, que se opone al pensamiento idealista, “estático” que sostiene la clase burguesa y tiñe con su “absolutismo” el concepto de la lucha de clases. O sea, frenar la historia de la humanidad desconociendo las clases enfrentadas.

Un proletario, sobre todo aquellos que hoy están enfrentado las políticas de la burguesía, cuentan con esta arma para traducirla permanentemente en política práctica y acción.

En estas épocas de desconcierto para la clase dominante sería un mal consejo para las fuerzas que ambicionamos cambios profundos y estructurales hacerle caso a los pensamientos que nos baja la ideología burguesa, los que nos imponen el pensamiento único y a la vez el pensamiento absoluto.

¡Esto es así porque es así! Y detrás de esa frase nos cuelan, entre otras cosas, la idea de que el capitalismo “bueno o malo” es lo único posible.

Pero lo absoluto se vuelve relativo en ese mismo instante y allí hace agua la política burguesa. ¡No hay otro camino para ellos que la defensa de la democracia! Proclaman a los cuatro vientos, aunque “mañana” si el sistema lo requiere utilicen la dominación por la fuerza.

¡Hay que ir a votar! Eso es ordeno y mando, es absoluto. Pero la lucha de clases en nuestro país en un marco mundial de ascenso de todo el movimiento de masas lo hace cada vez más relativo, si cabe la expresión. Lo que parecía absoluto ya no lo es tanto y la defensa de la democracia burguesa como verdad absoluta se vuelve relativa cuando los pueblos del mundo y el nuestro en particular van ensayando la democracia directa, la experiencia asamblearia desde abajo, la unidad por abajo y allí lo relativo de esta experiencia se vuelve absoluta en pleno movimiento y cambio, relativizándola nuevamente.

El oportunismo de las fuerzas de izquierda en nuestro país y todo ese pensamiento reformista están haciendo absoluta la frase que se le atribuye a Groucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”… Lo hacen por un voto electoral, y por un voto de confianza a la burguesía hacen la “magia dialéctica” de relativizar esa práctica política. Oportunismo absoluto si los hay.

No ir a votar -en estas circunstancias políticas o en este momento de la lucha de clases- es una consigna absoluta y en reiteradas notas de nuestra página hemos dado los por qué de esa posición política. Pero a la vez es relativa porque forma parte de toda una estrategia de lucha por el poder.

Conviven desde el pensamiento científico del proletariado lo absoluto y lo relativo, y en ello la creatividad de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo pesan de verdad.

El papel que jugamos las fuerzas revolucionarias suman para definir el camino a seguir quebrando cualquier posición determinista y absoluta.

En el no ir a votar, la lucha por el poder, la revolución socialista son un claro ejemplo de cómo lo absoluto y lo relativo son parte de toda política revolucionaria en pleno movimiento y desarrollo.

A diferencia de la clase dominante (que quiere parar la historia de la humanidad) la clase obrera, el proletariado, empujan la historia hacia adelante a pesar de aún no ser clase en el poder.

Por estas horas en el país todo está conmovido y eso es absoluto. Y a la vez, todo está en movimiento lo que relativiza la “dureza” de tal expresión.

La rebelión a lo establecido, el latir y el sentir de la necesidad de un cambio provoca fuerzas inusitadas, aunque aún ellas no se expresen a la altura de las actuales necesidades, es absoluto y relativo.

Por abajo hay mucho que está moviendo el avispero en el sentido favorable a la historia.

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