Hábil la burguesía intenta en todo momento desviar a su enemigo fundamental (la clase obrera) en lo que hace a sus verdaderos intereses, tanto históricos como contemporáneos, políticos y económicos.
Entonces viene permanentemente, usando variadas herramientas, con planteos, situaciones y propagandas que tienen un interés de clase, el interés de la burguesía.
Procesos electorales como los que empezamos a vivir en este 2023, sindicatos empresariales que se ponen al frente de la solución de los problemas productivos de grandes monopolios bajo el concepto de que “la fusión del capital y el trabajo es la única manera de sacar el país adelante”, represiones a movilizaciones como la de las y los docentes y pueblo de Salta, apuntan permanentemente al “orden institucional” a que todo sea con las reglas de su justicia, en el marco de hacer política a su manera y con sus formas y metodologías.
Como vimos en el párrafo anterior, la burguesía no da puntada sin hilo. El problema que están teniendo es que, del otro lado de la vereda, la clase obrera y demás sectores del pueblo estamos poniendo resistencia a todas sus políticas de mayor explotación y ajuste, fieles al ADN del pueblo argentino.
En este caso queremos referirnos a la denuncia penal que cae sobre las espaldas del sindicalista Alejandro Crespo, Secretario General del SUTNA (neumáticos), caso emblemático de cómo se quiere a través de un hecho desviar el eje del enfrentamiento.
Apoyados permanentemente en “el Método” (1) como se denomina en este sindicato a la metodología, no hacen más que replicar la democracia representativa, desmovilizando a la clase obrera y garantizando a los monopolios (Pirelli, FATE y Bridgestone) la realización de sus negocios.
Más allá de todo el circo mediático, de toda la mezquindad política de partidos electoralistas, de querer vender “el Método” como una forma “clasista de hacer sindicalismo”, en los hechos las empresas han avanzado en todo este último tiempo en el achatamiento del salario como también en las políticas de lo que ellos denominan de “productividad y competitividad”.
Suspensiones a operarios «por falta de eficiencia», controles médicos para bajar el ausentismo, presiones constantes para mejorar los niveles de productividad, hostigamiento permanente, ritmos cada vez más agotadores, despidos (principalmente en Bridgestone), todo apuntando al disciplinamiento de la clase obrera, para que produzcamos y no rezonguemos.
Desde el PRT nos oponemos a cualquier tipo de procesamiento de un trabajador, entendiendo la denuncia contra Crespo como un intento más, por parte de la burguesía, de querer disciplinar o amedrentar al conjunto de las y los trabajadores. Como también entendemos que la única manera de oponernos a esas políticas es precisamente con más enfrentamiento.
Si los monopolios se han animado a avanzar o simplemente a intentarlo, es por la falta de decisión, por la falta de confianza que se ha tenido desde los intereses mezquinos de estas fuerzas políticas con el conjunto de nuestra clase.
Debemos apostar a la democracia directa, a la permanente organización asamblearia donde las mayorías, en cada sector y en cada fábrica, decidan y ejecuten lo resuelto por las mayorías. T no a través de “el Método” (mecanismo representativo burgués) que profundiza metodologías sindicales en pos de mantener la “paz social”, “organizándonos” dentro del marco jurídico burgués, mientras se garantizan las ganancias empresariales y el sostenimiento del capitalismo.
Por el contrario, decididamente debemos organizarnos para que la resistencia sea lo más activa posible, para que se ponga en el centro de la escena cada problema que las y los trabajadores del neumático tenemos.
Salarios totalmente devaluados que no llegan a cubrir lo más elemental de la vida, turnos rotativos y americanos totalmente innecesarios, ritmos y condiciones inhumanas, despidos y persecuciones dentro de fábrica, falta de organización sector por sector, asambleas masivas en cada lugar y turno que rompan con las formas ya obsoletas que nos imponen desde las “reglas de juego” ya establecidas.
O profundizamos la democracia directa, la democracia obrera para enfrentar abiertamente las políticas de explotación, o se sigue con las metodologías ya instituidas (como “el Método”) que les garantizan a los monopolios profundizar en sus ganancias y la dominación de clase.
(1) “El Método” es la metodología donde se deja en manos de los dirigentes la resolución de los problemas. Ni más ni menos que la misma metodología de cualquier sindicato, donde en la superestructura se propone, se debate y se resuelve todo lo que hace la vida de las y los trabajadores. Lo más grave es que, además de no resolver ningún problema, empuja a las y los trabajadores al desinterés, a la falta de participación, a sentirnos completamente ajenos. Podríamos decir entonces que es la metodología que ayuda a la burguesía a sostener su dominación.