En medio de una creciente ola de lucha por reclamos y un enorme descontento social, la burguesía, lejos de quedarse de brazos cruzado, intenta permanentemente avanzar sobre los planes de ajuste económico a los bolsillos de los trabajadores. Al aumento de los precios y la permanente inflación ascendente, ahora se le suma el aumento de las tarifas públicas de la luz y el gas.
A sabiendas que estos anuncios, son como echarle nafta al fuego, la oligarquía financiera y su gobierno, salen a intentar convencer a la población a través de los medios de comunicación, que el aumento es para favorecer a las inversiones en nuevas obras y extensiones de las redes de gas y electricidad.
Es decir, que según el anuncio de ajuste del ministro De Vido, los argentinos debemos estar contentos por el aumento de las tarifas ya que en definitiva el pueblo seria el beneficiado, porque, supuestamente, los recursos que se junten con los nuevos cargos estarían destinados a financiar dos fondos fiduciarios que servirían para mejorar los servicios. Y no conforme con semejante paparruchada, el vice ministro Kiciloff, la remató diciendo que la política de tarifas del gobierno, también es una política salarial, porque subsidiando a las empresas energéticas, permite que el usuario tenga más recursos para el consumo.
Esta situación, muestra dos aspectos políticos que pinta de cuerpo y alma al gobierno de los monopolios. Por un lado una enorme subestimación a la clase obrera y el pueblo, intentando convencer políticamente a través burdas mentiras. Y por el otro lado una semejante crisis política y de gobernabilidad, donde todos sus planes económicos se ven fuertemente condicionados por la creciente lucha de clases en la Argentina.
La única realidad es que el gobierno de Cristina Kirchner que obedece fielmente a sus gerentes, la oligarquía financiera, intenta avanzar una vez más con su verdadera política de subsidio que está basada en beneficiar a los monopolios, en este caso a las empresas ligadas al rubro energético, metiendo una vez más la mano en los bolsillos de los trabajadores para incrementar las ganancias de empresarios y achatar los salarios en nuestro país.
Frente al atropello por parte de las políticas de ajuste económico del gobierno de los monopolios, la unidad de la clase obrera y el pueblo contra el ajuste, debe hacerse sentir ejerciendo la movilización y la acción directa, en cada barrio o fábrica, para frenar el aumento de los precios y las tarifas.