La propaganda revolucionaria, un arma insustituible

Las políticas revolucionarias elaboradas en miles de organizaciones que se están enfrentando a las políticas del gobierno de los monopolios aún no pesan lo suficiente, no expresan la fuerza con que el volcán de la lucha de clases golpea en los cuatro puntos cardinales del país.

Un elemento fundamental para romper el aislamiento en la que nos han metido los distintos gobiernos es que las vanguardias masivas que va dando el enfrentamiento utilicen la propaganda para dar a conocer lo que están haciendo, a sabiendas que otras fábricas, otros barrios, otras escuelas, hospitales, universidades, de una u otra manera, están haciendo lo mismo.

Es una hora en la que hay que levantar la mirada y romper con el ocultamiento sistemático de las luchas obreras y populares que a diario se producen en todo el país.

A estos enormes aparatos propagandistas del gobierno y de la oposición que responden a intereses monopólicos no se los puede enfrentar desde el aparato, es decir desde el terreno que ellos dominan.

Lo cierto es que hay que enfrentarlos pero tenemos que elegir el terreno en donde ellos son débiles y frágiles. Por un lado lo que ya se está haciendo con la utilización de las redes sociales. Pero ello no es suficiente ni principal a la hora de utilizar la propaganda como arma letal contra el poder. Entendemos que los miles y miles de revolucionarios que pululan producto de la lucha se tienen que aferrar al terreno que conocen y esas elaboraciones políticas tienen que caminar casa por casa en un barrio, sección por sección en una fábrica y así en donde el pueblo esté luchando.

Esas elaboraciones políticas tienen un común denominador que es la lucha, la denuncia, la experiencia, las orientaciones de organización que prevalecen en la sociedad cuando se enfrenta al sistema, nos referimos a la autoconvocatoria, a la democracia directa, a la autodefensa, etc.

Son ideas revolucionarias que lanzadas en cada lugar de masas se irán transformando de acciones a nuevas ideas para nuevas acciones. En ese terreno bien pegado al pueblo  la masificación de las ideas es muy rápido.

No se trata de de grandes tratados teóricos o de un pensamiento único para expresar la necesidad de un cambio revolucionario, de lo que se trata es que la propagandización de las ideas revolucionarias se transformen también en acciones directas  de esa vanguardia naciente y por miles en manos de todo el pueblo. La propaganda es un arma letal, es una herramienta de muchos y para muchos, lo que facilitará el encuentro de nuevas y más poderosas fuerzas que están luchando.

Es tarea de los revolucionarios el impulsar la propaganda bien pegada a las necesidades concretas y a la vez mostrando la capacidad de transformación que produce el enfrentamiento. Somos muchas las fuerzas políticas que nos estamos encontrando en el camino de la movilización pero es indispensable que en la profundidad de nuestro pueblo se conozca lo que el poder oculta, mintiendo o negando.

Imaginemos por un momento que esas vanguardias organizadas en su lugar pero desorganizadas en el plano zonal o nacional desplieguen sus ideas revolucionarias a los lugares linderos, esa propaganda servirá como punta de lanza para conocer otros pares con las mismas inquietudes políticas. Millones de volantes invadirán con ideas de cambio, de sabiduría metida en la experiencia de nuestro pueblo, no se necesita para ello eruditos del sistema para la divulgación de las ideas, por el contrario encontraremos en el pueblo la fuente de conocimiento para entrarle a cada hogar en donde el poder a esta altura está cuestionado en su capacidad de dar respuestas a las necesidades económicas y políticas de las grandes mayoría.

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