A quienes alguna vez fueron los compañeros de lucha

(Carta pública que nos llega desde Neuquén y que ayudamos a difundir)

Amigos e integrantes del Lof Winkul Newen, en este difícil momento, en que los compañeros estamos siendo injustamente procesados por la Justicia del Estado (de ese mismo Estado que garantiza a como dé lugar, sea con leyes o a sangre y fuego, que las petroleras hagan sus negocios, aún sobre la devastación de la tierra y de los hombres que la habitan), por defender su derecho a la vida, al trabajo, a la salud, a la explotación de sus tierras ancestrales para proveerse su sustento; queremos dirigirnos a ustedes, a quienes muchas veces hemos caminado juntos los senderos de la lucha contra la miseria, la explotación, el saqueo, la injusticia y la muerte que nos impone el capitalismo.

Compañeros, la lucha de la comunidad resistiendo, a veces en las peores condiciones, al avance de las petroleras, para que no hagan de nuestras tierras un infierno inhabitable, un verdadero desierto, sin alimento para los animales, destrozando nuestra ancestral mapu, con torres, camiones, pastillas radioactivas, agua contaminada con elementos químicos de altísima peligrosidad; lleva años, años en los que hemos sido atacados por patotas, golpeados, tiroteados, procesados… y ahora pretenden encarcelarnos, sosteniendo una imputación de “intento de homicidio” que no resiste el menor análisis, tratando de amedrentarnos, pretendiendo que bajemos los brazos y que, si no los bajamos, puedan tener a mano una forma de quitarnos del camino de sus negocios de muerte y destrucción.

Como contrapartida, podemos decir que no existe ninguna causa que investigue los golpes recibidos por los integrantes de nuestra comunidad, ni el tiro recibido en la pierna por uno de nuestros hijos, de dieciséis años.

Es claro, compañeros, que aquí no se trata de aplicar justicia, sino de regentear los negocios millonarios, negocios que, al fin y al cabo, no sólo serán nuestra muerte, sino también la de ustedes, porque también sus hijos tomarán agua contaminada, también el río y la tierra que componen este paisaje bello y generoso que nos contiene y disfrutamos todos, serán aniquilados para que un puñado de millonarios aumente sus ya incalculables riquezas.

Compañeros, ustedes que, como ya dijimos, han caminado a nuestro lado las calles de la lucha, que se reivindican defensores de los derechos humanos, deben asumir una posición con respecto a nuestra situación. Es su obligación hacerlo, y hacerlo clara y expresamente. Sin rodeos.

Los trabajadores de la justicia del Estado de las petroleras, a veces, son enviados como emisarios de los negocios, ejerciendo la función represiva. De la misma manera que ese Estado envía a la policía a reprimir una manifestación. Y, podemos entender, podemos aceptar, que, por ejemplo en el caso de la Sra. Pelayes, fue enviada a hacerlo, como ejercicio de su trabajo.

Pero compañeros, cuando nos declaramos defensores de los derechos humanos atacados por el Estado, nos declaramos defensores de los derechos humanos del pueblo oprimido, explotado, saqueado y reprimido.

Porque los derechos humanos de las personas al servicio de las fuerzas represivas, ya los defiende el Estado.

La Sra. Pelayes, quien se presentó en nuestra comunidad, cuando estábamos llorando la muerte de una bebé, por causas “inexplicables”, si es que uno no quiere explicar la contaminación; con fuerzas policiales, topadoras;  sosteniendo que venía a desalojar “por las buenas o por las malas” y exigiendo que los integrantes de la comunidad les mostraran los “títulos de propiedad” de la tierra que ocupamos desde el genocidio al mando del General Roca; actuó como parte de las fuerzas represivas del Estado de las petroleras.

Por lo tanto, compañeros, si se proclaman defensores de los derechos humanos, deben saber que los derechos humanos que hay que proteger en este conflicto, son los de los integrantes de la comunidad.  De los de la Sra. Pelayes, se hará cargo el Estado, que la envía a reprimir y expoliar, no es esa la tarea del sindicato.

No podemos dejar de ver, también, que esta situación, pone a las otras organizaciones, a las que también se les cursa copia de esta nota, y que forman parte también de la militancia que se declara defensora de los derechos humanos, en un aprieto… Estas organizaciones también tienen la obligación de pronunciarse con respecto a este conflicto, y es por ello que también les cursamos copia de esta carta. Porque si no nos pronunciamos, si dejamos la cosa como está, sin decir nada, entonces somos cómplices del accionar del Estado represor.

Compañeros, no hay puntos medios, o se está del lado del pueblo saqueado, contaminado, oprimido y reprimido, o se está del lado de los negocios de las petroleras. No se puede eludir la situación ni hacerse los otarios. Si ante una injusticia no se dice nada, compañeros, entonces, se está del lado del injusto.

Esta carta se cursa al SEJUN, con copia a ATE, ATEN, MULTISECTORIAL NEUQUEN, CTA

 

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