¡No dejarlos gobernar!

El problema del gobierno de Macri no lo tiene adentro del recinto parlamentario, lo tiene afuera.

La prensa destacó el “buen” comportamiento de los asistentes, “la tolerancia”, “los buenos modales” y, como si fuese poco, la “investidura presidencial” no se tocó. En fin, los “muertos vivos” asistieron a un discurso “optimista” en donde el “crecimiento” será el protagonista principal del escenario de los próximos “20 años”.

El presidente afirmó que la baja de la  inflación será una “conducta de principios”  a la vez que “la productividad que se alcance permitirá acelerar una redistribución justa de la riqueza”.

Palabras más palabras menos, Macri recibió algunos aplausos e insistimos, un respetuoso silencio de quienes no “compartían” sus palabras  aunque sí una defensa a ultranza del “juego democrático”.

Dan asco, se vienen las elecciones de octubre.

En el día de ayer se informó que el ingenio Ledesma se asoció a una transnacional japonesa Mitsui que anteriormente  ya había concretado un acuerdo con la empresa Vincentín en el sector agroindustrial. Esto quiere decir que el proceso de concentración en nuestro país no  detiene su rauda marcha, no hay sociedades ni amistades en el capital financiero ¡hay negocios! Pero el problema fundamental de la clase dominante es la fotografía que le sacamos ayer a todo el Parlamento. Estos procesos necesitan de instituciones políticas capaces de llevar a buen puerto estos objetivos pero al frente del gobierno hay un presidente que abre su discurso haciendo alarde de su boca a sabiendas que afuera de esas cuatro paredes que una parte del  pueblo le ha quitado el consenso y la otra parte profundiza sus broncas y las exterioriza de una y mil formas.

Mientras ellos buscan gobernabilidad, en el estado de ánimo del pueblo se asocia el «éxito» de ellos a más penurias para las grandes mayorías y es por eso que hay que generalizar el ¡no dejarlos gobernar!

No importa el lenguaje  que se utilice, si es explícito o no, si se es consciente o no de lo que se actúa en cuanto  a no dejarlos gobernar, pero existe una ola gigante de malestar que contrasta con un recinto  de “basuras” (difícil encontrar excepción) que son la expresión de disputas de intereses interburguesas que nada tienen que ver con el pueblo.

Son ellos la minoría más concentrada de negocios o somos la gran mayoría explotada y oprimida.

No dejarlos gobernar es una consigna amplia que llevada a cada puesto de trabajo, a cada barrio, a cada lugar de concentración de pueblo permite ponerle frenos a un capitalismo y a una clase dominante preocupada por los negocios rápidos y anárquicos poniendo en vilo a millones.

No dejarlos gobernar es parte de un plan político más amplio.  No es un fin en sí mismo, no nos quedaremos en ello. El no dejarlos gobernar amplía las políticas unitarias dentro del pueblo a la vez que en ese camino de hostigamiento permanente vamos elevando el enfrentamiento político que permita preparar las fuerzas independientes, antagónicas al recinto Parlamentario burgués, la cueva institucional del Estado monopólico actual.

La lucha, la movilización, el paro, la huelga, la toma de establecimientos deben profundizarse  a la vez que se hace imprescindible  desplegar las metodologías revolucionarias que radican en extender la democracia directa por abajo, es decir en plena acción de las masas deliberar y resolver en asambleas los planes de lucha.

Todo se ha echado a andar desde hace años, esa experiencia en nuestro verdadero “Parlamento” que sigue acumulando fuerzas de infinitas formas y que de alguna manera ejerce el verdadero peso político para que el poder no se pueda acomodar.

No dejarlos gobernar es pararles la mano, ellos están preocupados por las próximas elecciones, nosotros estamos preocupados por no perder el trabajo, que no nos suspendan, que no nos aumenten las  cosas, que nos alcance la plata para vivir dignamente, y dentro de todo ello cabe entonces sí elevar la mirada para  acelerar la lucha por un cambio radical de poder  que  devendrá  de éstos centros de decisión  popular  gestados en las luchas de hoy, de grandes masas movilizadas que generan las riquezas, se adueñen de los medios de producción para comenzar una nueva era de revolución en la vida en nuestro país.

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