La burguesía propone y la lucha de clases dispone…

Dice el refrán que el estiércol, por más que se lo quiera presentar como dulce de leche, sigue siendo estiércol. Y de esto sabe mucho la burguesía. Habituada a revolver en la basura más podrida para generar más basura y más podredumbre, por estos días asistimos a un ejemplo claro de lo que decimos.
Conocidos casos de trata en las inferiores de clubes de fútbol, cuestión aberrante de por sí, la burguesía toma el tema para generar escándalos y acusaciones entre gente de los medios aun a costa del desprestigio de todos y cada uno de lo que se vuelcan en ese lodo.
Lejos de cuestiones conspirativas, el resultado de lo que estamos presenciando es que la clase dominante utiliza todo su aparato de propaganda para intentar que hablemos de las acusaciones de una señora que dice trabajar para alguna facción de inteligencia, revoleando acusaciones a destajo, en el programa de una conductora que cena en la quinta presidencial y que invita al presidente a su cumpleaños, justo el fin de semana que se anunciaron los aumentos del transporte, del gas, de los peajes, del agua, y mientras comienzan a llegar a los hogares y comercios facturas de luz que son absolutamente impagables.
Justo también en la semana en la que el ministro de Finanzas, Luis Caputo, debe ubicados en paraísos fiscales que fueron (o son) de su propiedad y que, como corresponde, han participado de la compra de los títulos emitidos por el gobierno argentino.
No es la primera vez, ni será la última, que la burguesía intenta desviar la atención de las amplias masas. Está en su adn de clase la subestimación a la conciencia y la experiencia de nuestro pueblo.
Sin embargo, el gobierno de Macri ha sabido encontrarle una vuelta de tuerca al asunto y ofrece nuevas muestras de dicha subestimación y desprecio hacia el pueblo.

Gobierno que mientras le ajusta el cinturón a trabajadores en actividad y jubilados ofrece cláusula gatillo a los bonistas que consiguen retornos imposibles de conseguir en ningún otro lugar del planeta; gobierno cuyos ministros tienen la plata en el exterior y declaran que la traerán algún día que el país sea confiable.
Todo en nombre de un sacrifico en el que la clase obrera y el pueblo debemos poner el trabajo y el pellejo para que la burguesía reordene sus cuentas y así salvaguarde su sistema.
En este contexto la lucha de clases sigue su derrotero por abajo, aun cuando los de arriba simulen no tenerla en cuenta. La intención de querer tapar las malas noticias para la economía del pueblo con escándalos y operaciones de todo tipo certifican que la clase dominante no descuida ni se abstrae de lo que pasa.
Aunque utilice armas melladas y que, como dijimos, subestiman a las masas su preocupación es que nuestro pueblo no avance en su enfrentamiento y organización contra sus políticas.

Por eso junto a estas maniobras supuestamente distractivas también recurre al ocultamiento y silenciamiento sistemáticos que los grandes medios realizan de toda manifestación y lucha que se esté llevando adelante contra las medidas del gobierno.
Pero como sentenció Mario Roberto Santucho, la burguesía propone y la lucha de clases dispone. No todo lo manejan, no todo lo determinan. Mucho menos cuando las ideas revolucionarias comienzan a navegar el río de las luchas presentes y futuras para darle un objetivo político a las mismas.

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