El milagro portugués: modelo de engaño

Por estos días, la propaganda burguesa se enfrasca en mostrar los “milagrosos” avances económicos y políticos de Portugal para salir de la catastrófica situación económica, política y social que precipitó la crisis en 2007.

El objetivo es mostrar al pueblo argentino que dentro del capitalismo hay soluciones. La finalidad de todo este bombardeo ideológico y político que sostiene la burguesía monopolista desde las perspectivas del cambio de gobierno que se avecina es que pueden coexistir, al mismo tiempo, las ganancias de los poderosos y sus negocios con la pobreza de los trabajadores y su explotación a cuestas, en un marco de gobernabilidad y paz social. El señor Alberto Fernández rubricó con su visita a ese país estas premisas, y como corolario de ello, señala ante nuestro pueblo que ese modelo político es el camino a seguir.

Analizar las condiciones históricas que dieron origen al «milagro» portugués no es la intención de este artículo, sino apenas mostrar algunos resultados para contrarrestar el engaño que se está entretejiendo de la mano de toda la clase dominante. La misma que montada en los mazazos devaluatorios e inflacionarios y en una deuda externa -que ellos han contraído- que precipita un descomunal descenso de nuestras condiciones de vida, sirvan para dar continuidad a un sistema opresivo e inhumano que les permita seguir con su fiesta. 

Portugal detenta una deuda externa de más de 250.000.000.000 de euros. (doscientos cincuenta mil millones de euros). Que la clase obrera y el pueblo deben pagar a costa de salarios de hambre y de miseria, es decir, de un plan que implica el sostenimiento de las condiciones del capital monopolista con las reformas laborales y la flexibilidad, reformas tributarias y reformas fiscales. El combo que la burguesía monopolista impulsa en todo el mundo.

La aplicación de dichos planes tiene hoy sus «resultados» en el sostenido achatamiento de los salarios,  es producto de años de congelamiento de aumentos en variados rubros laborales. El promedio salarial uno de los más bajos de toda Europa. Apenas el 50% del promedio salarial de España, que es de aproximadamente 1100 euros, -y que según los propios españoles es bajo-  o sea que los 550 euros o menos aún (que promedian el salario de los trabajadores) es lo que sostiene «el milagro portugués». Además:

Sostenido aumento de los trabajos temporarios. Sostenido aumento de trabajos precarios. 23% de la población en condiciones de miseria. 20% de desempleo en los jóvenes. Recorte de impuestos a empresas e inversores internacionales.   Ventajas económicas y jurídicas (léase reducción de impuestos y regulaciones). Permisos de todo tipo a empresas que generen empleos a 10 o más personas, o adquieran propiedades por más de 500.000 euros.

Toda la burguesía aplaude incluso la drástica reducción deldéficit fiscal -uno de los más bajos de Europa, 0,7 %- como parte de este llamado “milagro” que se sostiene con presupuestos públicos, educativos y de salud a un promedio de 800 euros anuales por persona.

Estos pocos datos expresan con nitidez que las reformas laborales y la flexibilidad, las reformas tributarias y las reformas fiscales, o sea el plan que la burguesía monopolista impulsa en todo el mundo, es el contenido de todo ello.

Hay que decir también que todo este plan, que implica un ajuste feroz por el pago de una deuda descomunal,  vino de la mano del progresismo, el reformismo y el populismo. O sea, del conjunto de expresiones políticas e institucionales prestas al engaño de las masas y al parlamentarismo más ruin. EL que haciendo el “juego de salir de la crisis y el hundimiento en el que estaban” no hicieron otra cosa que sostener pactos de gobernabilidad, la paz social a costa de mejores ventajas para el capital financiero y que hoy -de la mano de la concentración de bancos de propiedad inmobiliaria y de empresas- hace su fiesta.

Pero la lucha de clases coexiste a pesar de todos los pactos y los engaños de la burguesía.

Es más, tales políticas son la forma de llevar la lucha de clases que la burguesía tiene para contener el generalizado descontento de los pueblos.

Por ello, aun con los más sutiles engaños, lejos están de poder conciliar las ganancias del capital monopolista con las degradantes condiciones de explotación y trabajo.

Por el contrario, obligados por su propia condición como clase dominante, la burguesía no hace más que fogonear el enfrentamiento de clases -aunque pretenda ocultarla con sus mentiras y embustes.

A las luchas salariales del 2018 -que los obreros industriales han venido dando- en función de aumentos y que han conquistado, se agregan las multitudinarias y masivas movilizaciones de marzo y las actuales huelgas de transportistas y trabajadores del Estado y demás sectores. Todo un cuadro que más que honrar el “milagro” portugués, hecha por tierra todo el parloteo oportunista del futuro gobierno de los monopolios.

Desnuda que el escenario donde la burguesía pretende anclar sus nuevos engaños, lejos de mostrar milagros, denuncia por sí mismo la propia crisis del capital.

El escenario británico de aguda crisis, el Brexit, más el escenario de «guerra comercial», más la incertidumbre sobre la recesión mundial, más la propia crisis en el seno de la CEE, todo al mismo tiempo afectando las pretendidas y milagrosas condiciones de estabilidad de Portugal en este caso, pero también del mundo entero, nos dan una ecuación cuya certeza más que ofrecer resultados de estabilidad ofrece lo opuesto.

“Honrar las deudas”, “no pagar a costa de más sufrimiento de la gente”, “no estar en contra de las multinacionales”… todas frases de Alberto Fernández. Ellas contienen las premisas del mencionado milagro portugués. Tanto el camino y los ejemplos a seguir, muestran a la burguesía monopolista y sus representantes, en un camino tanto o más incierto que el que pretenden abandonar.

Frente a todo ello, más organización de las bases, más movilización, más unidad de nuestro pueblo, más conducta y acción independiente, más decisión de enfrentar hoy para sostener las conquistas mañana y avanzar a la lucha revolucionaria por verdaderas y profundas transformaciones, para construir una vida digna.

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