El INDEC y la manipulación estadística: el caso de la ENGE

El INDEC modificó la metodología de la ENGE para diluir las ganancias empresariales. En este artículo te contamos de qué se trata esta nueva manipulación estadística.

Una de las estadísticas permanentes del INDEC que menor atención prestan los analistas económicos de izquierda a derecha es la Encuesta Nacional a Grandes Empresas (ENGE), que se realiza de manera anual. La encuesta en cuestión informa datos relevantes sobre ganancias, inversión, patrimonio, mano de obra y costos de producción de las 500 empresas más grandes del país, excluyendo agregados como el agropecuario, financiero y algunos servicios.[1]

La información brindada es de sumo interés para las y los comunistas, ya que, a pesar de las inconsistencias metodológicas mencionadas, constituye el mejor índice oficial de concentración económica.

La sensibilidad de la información que maneja el INDEC respecto a las grandes empresas, está amparada por la Ley de secreto estadístico 17.622, aprobada durante la dictadura de Onganía en el año 1968 (lo que reafirma el carácter pro monopolista de aquel proyecto burgués que fracasó gracias a la lucha obrera y revolucionaria).

Ley que ningún gobierno “democrático” cuestionó, al contrario, la utilizan como herramienta para ocultar información.

En concreto los nombres de las 500 empresas están vedados al conocimiento público. En nuestro trabajo “Argentina ¿Un país industrial?” realizamos un profuso estudio sobre la ENGE y, utilizando rankings empresariales, reconstruimos con bastante exactitud la composición de esas 500 empresas, al tiempo que desnudamos algunas mentiras estadísticas sobre cómo presenta la información el INDEC para diluir los niveles de concentración económica informados.

Pero la última manipulación realizada, no tiene nombre. Porque, de acuerdo a una recomendación del FMI “a partir del año 2020, se aplicó el método de valoración de stocks a valor económico, donde las variaciones generadas por las fluctuaciones de los precios durante el ejercicio (resultados por tenencia) deben excluirse de los datos de la producción, el ingreso y el gasto”. En otras palabras, se aplica un ajuste por inflación.

El problema no está en que hayan modificado la metodología, sino en que solo lo hicieron para los años 2020 y 2021, de manera tal que se pierde todo el seguimiento estadístico respecto a años anteriores. Pero lo más grave, es que los datos se informan en una misma serie de tiempo, como si fueran comparables entre sí, cuando en realidad, la modificación metodológica licúa la ganancia capitalista medida, cosa que no sucede con los costos de producción.

Veamos un ejemplo práctico. Con los datos brindados por la ENGE es posible calcular la cuota de plusvalía de estas grandes empresas, haciendo el cociente entre Excedente de Explotación Neto (EEN), que representa la ganancia capitalista, y la masa salarial.

 

Año 2016 2017 2018 2019 2020 2021
(Cuota de plusvalía)
EEN/Salarios
102% 87% 143% 129% 102%[2]/68% 99%[3]

Como podemos observar, la tasa de plusvalía venía superando el 100% en los años 2018 y 2019. Cuando el INDEC informó los resultados provisorios del año 2020, la cuota de plusvalía daba un 102%, lo que expone que, a pesar de la pandemia, la explotación sobre la clase obrera seguía, no aflojó. Sin embargo, cuando este año cambian de metodología, modifican los resultados del 2020 e informan los resultados parciales del 2021. Con esta modificación, la tasa de plusvalía que antes daba un 102%, ahora desciende al 68%. De nuevo, se puede decir que es un problema de método estadístico ¡Sí, pero está oculto y tergiversado en una misma serie de tiempo!

Además, el peso que la ganancia (EEN) representa sobre el Valor Agregado Bruto cae del 26,57% con la vieja metodología al 19,96% con la nueva.

Lo burdo de esta manipulación salta a la vista al comparar los resultados parciales con los definitivos para el 2020, por lo que no podemos dar una idea del margen de manipulación que existe para el año 2021, un año que fue récord de ganancia para las grandes empresas.[4]

Por eso, cuando los medios de comunicación informaban a principios de enero que habían disminuido los márgenes de concentración económica en Argentina, tomando como fuente a la ENGE, lo hacían montados sobre una burda manipulación que nadie salió a desmentir, empezando por el propio organismo que genera el informe: el INDEC.


El secreto estadístico y la información vedada

Además de ésta manipulación, existen desde ya otras trampitas a las que se recurre en el informe de la ENGE. Veamos las más importantes:

  • La publicación del informe se encuentra dos años retrasada. Estamos a 2023, y recién se publican los resultados 2021. Esto tiene un motivo bien concreto, y similar a lo que sucede con el índice de salarios, que todavía no se publicó el correspondiente noviembre del 2022, como si fuera tan difícil compilar montos salariales: el objetivo es demorar el acceso a la información para que ésta quede “vieja”.
  • Se informa la concentración económica de las 500 empresas sobre el total de la economía, y no por agregado económico ¡Pero resulta que se excluyen agregados como el financiero, agropecuario o servicios, motivo por el cual se disminuye artificialmente el grado de concentración económica!
  • Además de vedarse la información sobre las empresas que componen la ENGE, se evita entregar otros datos a la población. Un ejemplo es el stock de inventario. El INDEC informa la variación de inventario, es decir, su diferencia entre el final y el inicio del ejercicio. Si informaran el stock de inventario, se podría determinar en qué medida las grandes empresas están acumulando materia prima por encima de lo normal, algo que sabemos sucedió durante el 2021 con la excusa de las dificultades de importación. Desde el INDEC nos niegan la entrega de esta información, aduciendo que ellos no cuentan con el stock de inventario ¡Sin embargo para calcular la variación de inventarios y para ajustar la nueva metodología que aquí denunciamos, necesitan obligatoriamente contar con el monto del stock total de inventario!

Como se ve, se trata de todas medidas bien concretas que apuntan a proteger, no digamos ya el “secreto estadístico”, sino los intereses globales del capital monopolista. Porque aquí no estamos hablando ya de la denuncia de empresas puntuales, sino del comportamiento y la tendencia de la clase que posee el poder en Argentina.

Y ese poder, como aquí se expresa, es tanto económico, por el volumen de los capitales y los niveles de concentración económica, como político. Y que más político que utilizar al Estado para desfigurar la realidad en cifras. Cifras que luego, serán expuestas como “evidencia” tanto por periodistas como por “intelectuales” en pomposos papers “científicos”.


[1] La metodología informada por el INDEC no es clara respecto a qué servicios excluye. En “Argentina ¿Un país industrial?” lo exponíamos de la siguiente manera: “El criterio para excluir algunas empresas de servicios es realmente caprichoso: se excluyen actividades auxiliares a los seguros y entidades financieras y asesoramiento empresarial, pero se incluyen servicios de investigación de mercado, siendo que las empresas que se dedican a una cosa, también se dedican a la otra (como Accenture o Ernest & Young por ejemplo); se incluyen servicios profesionales pero se excluyen actividades de I+D, ensayos técnicos y servicios de ingeniería y arquitectura; se incluyen los juegos de azar pero se excluyen otras actividades de entretenimiento y espectáculos.”

Disponible en: https://prtarg.com.ar/wp-content/uploads/2021/01/Argentina.-Un-pa%C3%ADs-industrial.-Concentraci%C3%B3n-econ%C3%B3mica-y-capital-monopolista-1.pdf

[2] Resultado provisorio

[3] Resultado provisorio

[4] Ver, por ejemplo: https://prtarg.com.ar/2023/01/03/las-enormes-ganancias-que-la-burguesia-reconoce-ponen-mas-al-descubierto-su-politica-reaccionaria/ y https://prtarg.com.ar/2023/01/10/mas-ganancias-de-la-burguesia-mas-crisis-politica-y-el-panorama-que-se-nos-abre/

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