La historia no se repite, pero rima

Traemos aquella frase atribuida a Mark Twain a este presente convulsionado que ya viene de un pasado convulsionado.

Porque parecería ser que entramos a un campo lleno de malezas cuando en realidad las malezas ya habían comenzado a desbordar el campo.

Pero ese mismo peregrinar despiadado y cruel que padecen las clases explotadas y oprimidas -en donde la historia no se repite, pero rima- puede ayudarnos a ir desmalezando ese campo.

El presidente electo nos presenta un terreno de batalla en el plano ideológico. Y parte -entre otras cosas- del tema del Estado. Un plano ideológico en donde la clase dominante lleva “toda una vida” ocultando el papel que juega el Estado en manos de la burguesía. El Estado como herramienta de la burguesía para sentenciar su dominación de clase sobre el proletariado y el pueblo oprimido.

Y en ese plano ideológico la burguesía ha tenido muchos logros en más de cuatro décadas de dominación. Ha mantenido una ofensiva en ese plano para sepultar muchas de las ideas de revolución socialista. Nuestro país no sólo NO fue una excepción, sino que sirvió como “laboratorio” luego de una década como la del 70. A partir de allí los ideales revolucionarios fueron pisoteados y avasallados por un arco muy amplio, inclusive desde las propias instituciones del Estado burgués.

Dictadura y democracia burguesa (las dos formas de dominación que se alternan con sus grises y pujas de intereses en las alturas) comienzan a “rimar” en una época en donde las clases enfrentadas (burguesía / proletariado) dan nuevamente sus “primeras” batallas clasistas.

En su anticomunismo furioso, el presidente electo delata esta cuestión. Y es parte de todo un movimiento anticomunista abierto y “sin prejuicios”, justamente cuando el estandarte del engaño de la clase burguesa comienza a ser cuestionado por nuestro pueblo: “con la democracia burguesa viviremos dignamente”.

Esa nueva avanzada ideológica (que lleva implícito ese anticomunismo visceral), había comenzado caracterizando a gobiernos burgueses como el de Fernández, Lula, Boric, Petro o Maduro como de “izquierda” y comunistas, cuando en realidad son gobiernos que administran Estados al servicio de los monopolios y llegaron para intentar amortiguar la lucha de clases y preservar al sistema capitalista. Han metido esa confusión ideológica en la clase obrera y el pueblo, y no ignoramos el daño que han hecho.

Pero cuando la historia no se repite, pero rima es donde las fuerzas revolucionarias debemos tener claro cuál el eslabón débil de la clase burguesa y en este caso el de su presidente electo. Un eslabón del que hay que tirar para romper el encadenamiento que nos propone el sistema capitalista y su Estado, baluarte de su poder.

Cabe aclarar que no hay “burgués anarquista” ni “anarco capitalista” como se presenta disfrazado Milei. A pesar que el sistema capitalista es anárquico por donde se lo mire, en todo caso se trata de sostener el Estado en función de los intereses en pugna de diversas facciones de la clase burguesa.

Por eso, el eslabón al cual hacemos referencia es la actual crisis política estructural de la burguesía. Una crisis política de tal magnitud que para llevar adelante tamañas ideas y programas escritos en la propuesta de La Libertad Avanza se necesitaría una concentración de fuerzas políticas capaces de unir en un solo puño las aspiraciones de todo el poder burgués.

Pero más allá de su crisis, para quebrar ese eslabón se necesita que las fuerzas avanzadas de la sociedad no sólo no dejemos de luchar, sino que avancemos en organizar las fuerzas ya adquiridas y que vayamos caminando ese “campo con malezas”, uniendo las fuerzas necesarias para dar continuidad al estado de rebeldía existente. Seguramente habrá una meseta, pero no se “dejará caminar”, entendiendo por ello una agudización de la lucha de clases en permanente crecimiento.

Sería un error que en esas batallas cotidianas (aún en las más desconocidas) se subestime la lucha política contra la burguesía, allí en donde se encuentre.

La lucha política y la lucha económica van bien pegadas y en ello los destacamentos revolucionarios tenemos que trabajar arduamente. Debemos tener en cuenta que elevar la lucha política en cada reclamo de rebeldía es parte de la lucha ideológica.

Abramos este debate allí en donde nos encontremos, con nuestros compañeros y compañeras de trabajo o de estudio, con las familias vecinas. En el artículo que publicamos el día lunes 20 de noviembre (1) sobre el resultado electoral se condensa la esencia de una política proletaria capaz de corroer aún más ese eslabón al que hacíamos referencia.


(1) Nuestra posición frente al resultado electoral

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