La burguesía está como el pato: a cada paso una cagada

El dicho popular aplica no sólo para la realidad nacional, sino a nivel mundial. Es que tienen una incapacidad total de brindar mínimas respuestas, tanto prácticas como políticas, a la crisis social en la que nos encontramos. El tema de la pandemia y las restricciones a la circulación son un claro ejemplo:

  • Desde el proletariado industrial se lucha por disminuir la producción, conquistar cuarentenas cuando explotan los contagios en una fábrica, luchar por los protocolos y, desde ya, también por salario.
  • Desde el punto de vista de las y los docentes, la situación es más compleja. A inicios de año una parte muy importante (quizás mayoritaria) estaba de acuerdo en el regreso a la presencialidad, manteniendo ciertos cuidados desde ya. Eso es irrefutable, la mejor muestra es que solo tres meses antes, en CABA, se habían generalizaron asambleas de base luchando contra un irrisorio regreso a la presencialidad en el mes de noviembre, donde pedagógicamente no tenía sentido, manifestando que el único objetivo detrás de ese regreso era la interna electoral entre Ciudad y Nación. Pero estos últimos días el regreso a la virtualidad comenzó a ser un reclamo por parte de vastos sectores docentes, en parte por los contagios, pero también por la tremenda sobrecarga laboral que les fue aplicada: las horas laborales para la docencia porteña llegó a triplicarse producto de la modalidad dual “trabajo virtual y presencial” (y estamos hablando de horas de trabajo, no de carga laboral, que también aumentó).
  • Distinta situación la de los trabajadores de servicios no productivos, quienes en general nunca abandonaron el home office y ven en las nuevas restricciones una complicación más hacia la vida cotidiana.
  • El caso de la pequeña burguesía es desesperante. Con las nuevas restricciones vuelven a ver mermar sus ingresos. Junto a ellos se ve arrastrada hacia la desocupación una importante cantidad de asalariados del sector comercial. El caso de los autónomos es muy similar, solo ven en la nueva cuarentena mayor ajuste en sus condiciones de vida.
  • El caso de los desocupados y trabajadores en negro también es crítico. Las restricciones implican mayor dificultad para desplazarse, horarios reducidos para las changas, mayores dificultades para conseguir trabajo, disminución salarial para los trabajadores en negro (porque no les pagan los días no trabajados).

Esta terrible y contradictoria situación se da en el marco de una inflación que el último mes llegó al 4,8%, e índices de pobreza e indigencia que llegan al 51,0% y 15,2% en Provincia de Buenos Aires[1] y se le suma que con el aumento de los controles por parte de las fuerzas represivas, la vida de quienes todos los días se desplazan para ir al trabajo pasa a estar plagada de controles y abusos cuyo único objetivo es el disciplinamiento social.

Como clase, la burguesía no puede dar respuestas, ni políticas ni económicas: en materia económica continuamos atravesando la crisis de superproducción. La deuda privada sigue en aumento (constituye uno de los índices para concluir que todavía “no pasó” la crisis)[2]; los grupos monopolistas se están matando entre sí en un proceso de concentración económica; la propia competencia capitalista les impide resolver el problema de las vacunas a nivel mundial; tienen problemas productivos en casi todo el mundo; los Estados ya están endeudadísimos desde el 2017, etc.

“Echarle la culpa a la pandemia” como política única mundial es un argumento ya gastado, sobre todo cuando queda de manifiesto que no han hecho absolutamente nada para generalizar la producción de vacunas (liberar patentes) ni mucho menos fortalecer los sistemas sanitarios.

Así el cuadro es el siguiente: si decretan cuarentena está bien porque es lo que reclaman unos sectores del proletariado, pero al mismo tiempo está mal porque implica el empobrecimiento generalizado de los demás; si no decretan cuarentena tienen un aumento en la conflictividad en determinados sectores del proletariado (industrial y no industrial) y se agravan los problemas productivos. Cualquier cosa que hagan en política está mal porque están condicionados por sus necesidades económicas, que son antagónicas a las necesidades de los pueblos: ellos necesitan más ajuste, nosotros necesitamos más salario, más hospitales, más escuelas, mejores condiciones de transporte, etc.

Ésta es la base material que lleva, por ejemplo, a un Alberto Fernandez a echarle la culpa a los trabajadores de salud, al “relajamiento” de las y los trabajadores (que para producir pueden “relajar” los protocolos sanitarios, pero para su vida social no) o a las declaraciones de Vizzotti respecto a que “en fábricas y escuelas no hay contagios”. La base material antes expuesta es la que lleva a la burguesía a dar discursos que en política solo son perjudiciales y que constituyen verdaderas declaraciones de guerra sobre la clase trabajadora. Cada vez más nafta al fuego.

Pero todavía hay otro elemento del “frente único” burgués”, y es el ocultamiento total y absoluto de la conflictividad: del conflicto vitivinícola, portuario, del neumático, automotriz y sobre todo el de la salud en Neuquén, quienes de manera autoconvocada vienen cortando los accesos a los pozos petroleros junto a la movilización de todo el pueblo (otros sectores estatales, comunidades mapuches, petroleros, etc.) de todo eso ni una palabra. Esa es la verdadera política burguesa mundial, un ocultamiento total del proletariado en lucha.

Por eso, como el pato criollo, a cada paso una cagada. No hay medida política ni económica que puedan tomar que no constituya un ataque descarado a los intereses y aspiraciones de una u otra parte del pueblo trabajador, porque la raíz de esta contradicción no está en “cuarentena sí o cuarentena no” sino en la imposibilidad histórica del capitalismo de dar una respuesta a esta situación que vivimos.

La única salida unificadora, tanto para el proletariado como para el conjunto del pueblo trabajador, es la ruptura con las instituciones del sistema y la organización en asambleas de acción directa, atacando directamente la producción capitalista, como lo están haciendo el personal de salud en Neuquén. En esa construcción es donde está el compromiso de nuestro Partido.


[1] Si queres saber más sobre los datos de pobreza ver nota: https://prtarg.com.ar/2021/04/03/pobreza-e-indigencia-lo-que-no-dicen-los-numeros/

[2] Para una visión completa del asunto ver nota: https://prtarg.com.ar/2021/04/09/la-otra-cara-de-la-crisis-capitalista-el-aumento-de-la-deuda-global/

 

Compartí este artículo